Visto que las cadenas generalistas solamente piensan en la cuenta de resultados, nos gusta, de vez en cuando, acercarnos a las cadenas que se consideran a sí mismas ejemplares, donde residen los periodistas que se convierten en la verdad absoluta, la ética periodística, la deontología personificada y convertida en empresa de comunicación. Y nos encanta cuando entre ellos, defendiendo los invocados intereses superiores, se pelean cuerpo a cuerpo. Micrófono contra micrófono. Cámara contra cámara.

Lo hemos visto totalmente divertidos por la virulencia, aunque con cierto regusto dramático porque hemos vuelto a comprobar que vivimos en el peor de los mundos informativos posibles. Que existe una bajada constante de compradores de prensa diaria, que la prensa gratuita crece en difusión pero decrece en ingresos, y que las radios, las televisiones, y lo que nos llega por Internet forma parte, y ahora de manera clara y descarada, de estrategias económicas y de partido. Veamos un pequeño ejemplo.

En Intereconomía TV, que para decirlo en términos suaves, es una fuente de ideas de extrema derecha, es decir que salieron al amparo de Esperanza Aguirre y forman parte del discurso de todos aquellos de la órbita del aznarismo ligón. Su última ocurrencia ha sido ir con una cámara a molestar, agredir, preguntar asuntos viscosos a la que llaman «sobrina de Iñaki Gabilondo», como si su nombre, Estibaliz, fuera impronunciable, y que estaba, qué curioso, haciéndole preguntas pertinentes al señor de Castellón, un capo mafioso de mucho cuidado, con antecedentes penales diversos a la que sus guardaespaldas la estaba machacando, para el programa «CQC».

Como juego, podría estar bien, provocar al provocador, pero convertir lo que era una simple defensa a ultranza del señor Fabra, en un discurso sobre la libertad de expresión, es una muestra más del estado de la cuestión. Acusaban a La Sexta de ser una cadena gubernamental y pro ZP. Y pueden tener razón, el problema es que hoy no existe cadena ni privada ni pública que no tenga por detrás una conexión bancaria y una línea directa con una ejecutiva partidista. Por eso luchan cuerpo a cuerpo.