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Siete años de «guerra al terror»

Al Qaeda regresa a sus orígenes atacando a EEUU en Yemen

La embajada de EEUU en Yemen fue objeto ayer del segundo ataque en seis meses. Pese a la reivindicación por un grupo local, lo sofisticado del atentado, que se saldó con 16 muertos, hace pensar a EEUU en Al Qaeda. La red de Bin Laden, cuya familia es oriunda de Yemen, nunca dejó el país. Y ocho años después del ataque al destructor USS Cole, muestra que sigue ahí. Pese a la implicación de Sanaa en la «guerra al terror» de EEUU.

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GARA | SANAA

La embajada de EEUU en Sanaa, que ya escapó este año a un ataque de la red local de Al Qaeda, fue objetivo ayer de un atentado suicida que dejó un saldo provisional de 16 personas muertas.

Según testimonios locales, un kamikaze estampó el coche que conducía contra la entrada del complejo, una verdadera fortaleza. Como prueba de la potencia de la explosión, varios trozos del vehículo utilizado en el ataque fueron proyectados a más de 100 metros de distancia.

Poco antes, un grupo de hombres armados a bordo de otro vehículo abrió fuego contra los soldados que custodiaban la entrada al complejo, iniciando un intercambio de tiros que duró una veintena de minutos. La cifra total de asaltantes no fue facilitada.

Según un balance provisional del Ministerio de Interior yemení, seis asaltantes, seis soldados y cuatro civiles, entre ellos uno de nacionalidad india, murieron en el atentado, uno de los más sangrientos de la historia de este país del Cuerno de África.

No había datos sobre las personas heridas pero un comunicado de la embajada atacada aseguraba que miembros de las Fuerzas de Seguridad yemeníes y «muchos civiles que esperaban para entrar» en la legación diplomática habrían resultado heridos. Desde Washington, un portavoz del Gobierno aseguró que no habría ninguna víctima estadounidense.

Por razones de seguridad, el edificio que alberga la legación propiamente dicha se encuentra a 150 metros de la carretera y la entrada al complejo.

Un grupo casi desconocido, Yihad Islámica en Yemen, reivindicó el atentado a través de un comunicado remitido a la agencia AFP, firmado por un tal Abu Ghaith al-Yamani y cuya autenticidad estaba siendo verificada. El comunicado advierte de que «vamos a proseguir con nuestros ataques según el plan preestablecido y que tiene como objetivo otras embajadas».

Esta advertencia se relaciona con un comunicado del pasado martes y enviado a las embajadas de EEUU, Arabia Saudí y Gran Bretaña en Yemen, en el que el grupo amenazaba con atacarlas si «nuestros hermanos no son liberados» de las prisiones de Yemen.

La Yihad Islámica de Yemen era totalmente desconocida hasta que reivindicó el atentado-suicida con coche-bomba del pasado 25 de julio contra un cuartel general de la Policía yemení en Hadramoput (este) y que se saldó con la muerte de un policía y 17 heridos.

En un nuevo comunicado recibido a última hora por AFP, la organización insistió en exigir la liberación inmediata «de nuestros hermanos heridos en la batalla» del 25 de julio. En un mensaje dirigido personalmente al presidente yemení, Ali Abdallah Saleh, el grupo advierte de que si su exigencia no es satisfecha, «apelaremos a todas las células durmientes en Yemen, Arabia Saudí y en los Emiratos Árabes para lanzar, según el plan convenido, ataques contra intereses extranjeros, sobre todo americanos e ingleses».

El atentado del 25 de julio fue en su día igualmente reivindicado por las Brigadas Jund al-Yemen (Soldados de Yemen), que los servicios secretos estadounidenses vinculan directamente con la red Al Qaeda.

Tampoco se sabe gran cosa sobre las eventuales relaciones entre Yihad Islámica de Yemen y el considerado brazo local de la red de Osama Bin Laden.

Este último grupo sí reivindicó el atentado el pasado 18 de marzo contra la misma embajada estadounidense en Sanaa. Sus autores aseguraron haber lanzado cinco obuses de mortero contra la legación. Uno de los proyectiles impactó contra una escuela de niñas cercana a la embajada, matando a un policía y a una alumna.

El Gobierno estadounidense apuntó a la responsabilidad de Al Qaeda, «que se suele servir de distintos nombres».

El portavoz del Departamento de Estado, Sean McCormack, justificó esta tesis por lo «sofisticado» del ataque, con varios coches bomba y atacantes a pie. «No estoy en condiciones de establecer una ligazón precisa pero vistos los hechos sobre el terreno, recuerda a Al Qaeda», dijo.

Ataque contra el USS Cole

El atentado de ayer es el más mortífero que se registra en Yemen desde el atentado suicida de la red de Osama Bin Laden con una lancha motora contra el destructor estadounidense USS Cole, el 12 de octubre de 2000, y que dejó un saldo de 17 marines y dos atacantes muertos.

Este ataque, un año después de los atentados contra las embajadas de EEUU en Kenia y Tanzania, encendió todas las luces rojas en Washington y agudizó la demonización de Osama Bin Laden, cuya familia es precisamente originaria de Yemen.

Yemen es a día de hoy un aliado de Washington en su lucha contra Al Qaeda. El ministro de Exteriores yemení, Abu Bakr al-Kurbi, aseguró que el atentado de ayer sería «una respuesta desesperada de los terroristas a las medidas gubernamentales tomadas contra ellos».

En las últimas semanas, la Policía yemení ha practicado redadas masivas contra sospechosos de pertenecer a Al Qaeda y ha anunciado haber desmantelado una célula del brazo local de la red en la provincia oriental de Hadramut, bastión de estos grupos.

No obstante, el mismo atentado de ayer certifica el fracaso gubernamental en su ofensiva contra el yihadismo armado en general. El número de atentados contra objetivos occidentales no hace más que crecer de año en año en este país, uno de los más empobrecidos del mundo.

Uno de los más sangrientos tuvo lugar el 2 de julio del pasado año, cuando un coche-bomba explotó al paso de un convoy turístico en un lugar de interés histórico en la región de Maare (noreste). Siete turistas -cuatro catalanes y tres vascos- y dos chóferes locales murieron en la explosión. Este atentado fue reivindicado por la considerada red local de Al Qaeda.

Más cerca en el tiempo, el mismo grupo se atribuyó varios ataques registrados el 18 de enero de este año en el valle de Hadramut, que se saldaron con la muerte de dos mujeres belgas y de dos guías locales. Cuatro turistas belgas resultaron heridos.

En estos últimos ocho años otras embajadas -como la británica-, iglesias cristianas, hoteles de lujo y petroleros extranjeros han sido objetivo preferente de estos grupos armados.

Desde Washington, el presidente, George W. Bush, recordó que EEUU «sigue en guerra» e insistió en que el objetivo de este tipo de ataques es que «EEUU flaquee y que nos retiremos de las regiones del mundo donde estamos comprometidos».

 

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