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Floren Aoiz www.elomendia.com

Prestigiando las vías pacíficas

El gobierno español está cubriendo a la perfección su objetivo de deslegitimar la violencia de ETA. A nadie se le podía ocurrir una forma más brillante de hacerlo. ¿Hay alguna manera mejor de dejar sin argumentos a quienes defienden la lucha armada que observar al Tribunal Supremo ventilar la legalidad de partidos entre cafelito y cafelito? Sin duda, la Ley de Partidos o la reciente condena contra militantes antirrepresivos van a dejar a ETA sin argumentos. Del mismo modo que los relatos de torturas fortalecen notablemente la legitimidad de la «democracia» española. Igualmente, expulsando a la izquierda abertzale de las instituciones se está logrando que la base social de la izquierda abertzale vea cada día con más admiración esas instituciones.

Por este camino es previsible que ETA se autodisuelva cualquier día de estos. Los militantes de la izquierda abertzale correrán a afiliarse en Aralar y el estado habrá vencido, gracias a la sagacidad de sus estrategas. Es lo que debe esperar este estado ejemplar que garantiza la existencia de canales pacíficos y democráticos para defender todas las ideas. Este estado que pone especial cuidado en asegurar que todos los proyectos pueden defenderse en igualdad de condiciones, sin que se pongan límites a la voluntad popular. Con el modélico comportamiento del Estado español hacia la ciudadanía vasca, ¿quién va a dar credibilidad a las injustificadas denuncias de la izquierda abertzale? ¿Estado de excepción? ¡Por favor, qué ocurrencia!

El Gobierno acredita un gran conocimiento de la historia, y es lógico que haya seguido la exitosa línea de sus antecesores. De todos es sabido de qué manera tan genial dejó Franco a ETA sin argumentos en el Proceso de Burgos o con los fusilamientos de septiembre de 1975. En todo el mundo se admira la inteligentísima jugada del Batallón Vasco Español y los GAL, que debilitaron extraordinariamente la legitimidad de ETA. La muerte por torturas de Joxe Arregi fue otra genialidad. Es normal que Rodríguez Zapatero, tan superior en todo a quienes le precedieron, quiera rematar la faena ganando por goleada. En meses, en este país no queda nadie que vea razones para la lucha armada, seguro.

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