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El filme argentino «La rabia» quiere mostrar la crudeza de las relaciones humanas

GARA | DONOSTIA

«La rabia», la primera película argentina que se ha podido ver en el Festival de Donostia es «fuerte, intensa y muestra la crudeza de las relaciones humanas», según su productora, Martina Gussman.

Gussman explicó ayer que la directora de la película, Albertina Carri, es «muy interesante, potente e intensa, con una mirada muy cruda de la realidad. Es como un personaje de nazarena, muy dura por fuera pero muy tierna por dentro».

La productora, que ya trabajó con Carri en su proyecto anterior, «Géminis», destacó el «paso adelante» que supone «La rabia», una película mucho «más acabada», más redonda.

El filme se sitúa en la pampa argentina para contar la historia de dos familias vecinas, enfrentadas por sus animales, por sus hijos y por la única mujer que hay, y que se desarrolla en un ambiente deliberadamente duro y árido.

Unos personajes llenos de una rabia contenida que está abocada a explotar violentamente.

Mezclando actores profesionales con otros que antes habían trabajado en el cine, como es el caso de los niños, la directora consigue el aspecto de realidad casi documental que buscaba. Para ello marca mucho el contraste entre los seres humanos y los animales e incluso la vida en cierto modo «animalesca» que llevan los protagonistas en el campo.

Un modo de vida que queda claro con el protagonismo de algunas de las escenas de la película con animales, en especial una en la que aparece la matanza de un cerdo y que ha creado una cierta polémica. Y eso se enfrenta a una visión de los niños más ingenua.

Contraste que se refuerza con los dibujos que realiza la niña -que es muda y que a través de ellos expresa su rabia contenida- y que cobran vida aunque sin dejar de ser manchas. «Los dibujos -explicó Gussman- fueron una búsqueda personal de Albertina que quería unas manchas que parecieran los dibujos de un niños pero que cobraran vida». Los hicieron unos estudiantes del grupo de animación de la Universidad del cine, de entre 20 y 25 años, precisó. Con esos elementos, ha creado un ejemplo de «lo descarnado de los vínculos humanos y de la brutalidad de la cotidianeidad de la naturaleza».

Carri se dio a conocer internacionalmente por «Los Rubios» (2003), una película a medio camino entre la ficción y el documental con la que trataba de recuperar la memoria de sus padres desaparecidos.

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