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¡Choqué!

«Lake Tahoe»

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KRITIKAK

Koldo LANDALUZE

En esta su segunda experiencia detrás de la cámara, el mexicano Fernando Eimbcke apuesta por un modelo cinematográfico donde las palabras surgen a cuentagotas y en el que se da especial importancia al encuadre, sobre todo a los planos generales que guardan cierta distancia entre los personajes y la siempre indiscreta cámara. «Lake Tahoe» no reniega en momento alguno de sus modestas intenciones y se muestra como un saludable ejercicio dramático que deja entreabierto un resquicio para que se cuelen medidas dosis de risa y, sobre todo, ternura.

Al igual que hicieran Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll en la uruguaya «Whisky», esta producción mexicana demuestra con claridad, que el humor nórdico y monosilábico del genio Aki Kaurismäki es perfectamente exportable a culturas que, sobre el papel, pueden parecernos diametralmente opuestas. La postura adoptada por el despistado personaje, en cuanto choca su coche contra un solitario mástil del tendido eléctrico, engarza con aquellos otros que, en el otro confín del mundo, caminan por las calles heladas de Finlandia con la sorpresa dibujada en sus rostros.

A través de retazos breves de palabra y gesto, el joven protagonista nos guía a través de callejas polvorientas animadas por talleres mecánicos habitados por personajes tan dispares como un anciano que comparte desayuno con su perro, una adolescente que alterna labores de madre y dependienta y, finalmente, un mecánico precoz que recita las palabras y movimientos de garza de su idolatrado Bruce Lee mientras sueña con entrar a formar parte de la congregación de los monjes Shaolin. Mientras el coche aguarda a ser reparado de una vez por todas, cosa que parece nunca podría ocurrir, el protagonista nos va dejando pistas que permiten saber el por qué de su situación surrealista en un territorio humano azotado por el polvo y la soledad. Construida a partir de secuencias diferenciadas por cortes de montaje y fundidos en negro en los que, exclusivamente, se cuelan algunos sonidos privilegiados, «Lake Tahoe» consigue su fin último de lograr la plena complicidad del espectador mediante una cálido tratamiento dramático y un tono pausado muy oportuno.

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