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«La violencia es un juicio singular que está a cargo del espectador»

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Carlos Moreno

Director de «perro come perro»

Carlos Moreno se encuentra estos días en Donostia para presentar su primer largometraje que se centra en los «negocios turbios» de un grupo mafioso de Cali (Colombia). El director acudió a la cita con este diario acompañado por el productor de la película Diego Ramírez, quien aseguró que el cine colombiano es «como un niño que ya se encuentra en la pubertad e intenta caminar solo».

GARA | IRUÑEA

Carlos Moreno está en Donostia presentando su ópera prima «Perro come perro», una historia que, según él, muestra la «complejidad del ser humano, la locura que nos produce el dinero y lo absurdo de ciertas causas que llevan al hombre a la destrucción». La trama de la película trata sobre unos personajes enzarzados en «negocios turbios»; una especie de grupo mafioso que no escatima en utilizar la magia negra o la violencia sin escrúpulos con el fin de vengarse o recuperar su dinero.

Para este primer largometraje, que el propio Carlos Moreno califica como «parte de un camino» se hizo una investigación bastante amplia acerca del uso de la magia negra. Confesó que intentaron recuperar costumbres de esos rituales (como el tabaco, la foto del objetivo en un vaso de agua o un cienpiés) para «dramatizar» la película, aunque dijo que las relaciones entre la bruja y el jefe que le pide el recado «se asemejan mucho a las del Rey Arturo con el mago Merlín».

Al fin y al cabo, «son relatos atábicos. Cosas que no son nuevas, aunque esos elementos enriquecen y dan singularidad a la historia, pero no hay nada fundacional en torno a la brujería».

Un juicio singular

La idea de la obra partió de unos crímenes que uno de los coguionistas, Alonso Torres, leyó en la prensa sensacionalista de Cali, donde se sitúa la historia, y que pretendía escribir un relato sobre esos hechos. «Los dos compartimos textos, lecturas y demás, y entonces decidimos hacer un guión cinematográfico emprendiendo esta aventura».

Uno de los elementos que caracterizan a este largometraje es su alto grado de violencia que tiene como objetivo «remover entre las personas».

No obstante, explicó que la violencia «es un juicio singular» y puso como ejemplo una anécdota que le sucedió durante la proyección del film en un certamen cinematográfico colombiano: «Una semana antes de que se proyectase, el primer montaje del filme se filtró y alguien lo pirateó para venderlo en la calle. Cuando se emitió la película, un hombre me dijo que él la había visto en el cine y que le gustó más la versión pirateada que el montaje definitivo, puesto que en la primera aparecía íntegramente la escena más chocante de la película. Cosa que no era cierta, porque nunca la rodamos». En ese sentido, el director declaró que «la violencia es algo muy singular, muy particular. Es una lectura que está a cargo del espectador».

El productor Diego Ramírez dijo que la película recibió algunas críticas en su país, pero «cuando la película empezó a ir a festivales, la gente empezó a entender que el cine está logrando hacer productos culturales para todo el mundo y que el talento reside en la capacidad de contar historias».

 
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