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Maite SOROA | msoroa@gara.net

San Gil hace croquetas

María San Gil, juguete roto, ha abandonado el mundo de la política y a algunos de sus fans parece que les va a dar un soponcio. Ayer, en «La Razón», Cristina L. Schlichting advertía de la coincidencia «misteriosa» del atentado de Santoña con la retirada definitiva «de esa gran mujer que es María San Gil». Ya empieza el jabón.

Según la columnista, «se cierra con ambas pérdidas un período aciago en el que un Gobierno insensato doblegó la cerviz delante de ETA pensando ablandar así a los asesinos (...) el final de la aventura zapateril se enhebra con una claudicación imperdonable de la derecha española, que no ha sabido incorporar a la heroína por excelencia de la lucha antiterrorista». Ya ven que las fans no ahorran palabras mayores.

Lo que lamenta en realidad es que «el traspié de Zapatero ni siquiera redunda en réditos políticos para Rajoy. Qué torpeza». Y llega el elemento definitivo que explica la frustración de Schlichting: «¿Saben qué hace hoy María San Gil? Nada. Estar en su casa haciendo croquetas». Vamos, como si Bruce Springsteen se dedicara a cantar en un coro parroquial y dejara en la estacada a sus seguidores.

La frustración deja paso en seguida a las proclamas y los reproches: «La patria no puede permitírselo. En otro país el ministro del Interior -ya ni siquiera la gente del PP- llamaría a la ex dirigente popular para ofrecerle un puesto institucional. Qué buena comisaria para las víctimas -ésta, sí- sería María; qué buena Defensora del Pueblo; qué excelente presidenta del Instituto de la Mujer; qué adecuada directora de la Biblioteca Nacional». ¿Y por qué no Miss España o Reina de la Croqueta?

Los méritos que le adornan en opinión de la columnista patriota (que, por cierto, esconde el López de su primer apellido, tan español, tras el Schlichting que una presume alemán o de por ahí) son, por este orden, que «María fue quien sostuvo la miraba al cabrón de `Txapote' en el juicio contra el terrorista» y que «María tuvo que salir escoltada de la Universidad de Santiago de Compostela por defender a España». Y fíjate, ahora... ¡recogiendo croquetas!

 

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