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Las Becas Erasmus, un impulso para salir de casa y conocer otras culturas

Cientos de estudiantes universitarios de todo Euskal Herria aprovechan las becas Erasmus e Isep para costearse los estudios en el extranjero durante un periodo que oscila entre tres meses y un año. Afirman que es una experiencia única para ampliar horizontes.

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Asier VELEZ DE MENDIZABAL

Las becas Erasmus se han convertido en los últimos tiempos en un verdadero fenómeno social y cultural entre la comunidad universitaria. Quien más quien menos, prácticamente todos tenemos un amigo, familiar, vecino o conocido que se ha marchado a estudiar al extranjero gracias a esas ayudas. Y es que el programa Erasmus es un plan de gestión de las administraciones mediante el cual se facilita la movilidad académica de los estudiantes y profesores universitarios dentro de los estados miembros de la Unión Europea. En conclusión, es una manera de facilitar a los jóvenes estudiantes los recursos necesarios para salir de casa y conocer otro tipo de culturas y estilos de vida.

Existen otro tipo de becas homónimas que buscan el mismo fin, como las Isep, que además de a Europa también permiten acudir a países del resto de continentes del mundo. El joven iruindarra Javier Martínez, de 22 años, ha viajado a Austria gracias a estas becas Isep. «Lo bueno que tienen esas ayudas es que son algo más sustanciosas que las de Erasmus. Nosotros andamos algo más holgados para vivir y no mirar mucho lo que gastamos, pero algún compañero Erasmus que ha viajado conmigo aquí está bastante justito. Le da para pagar la residencia y poco más», explica Martínez.

El también iruindarra Bittor Goenaga, que recibe la mencionada beca, confirma ese extremo. «A nosotros nos dan como 300 euros mensuales, que en teoría nos deberían permitir cubrir alojamiento y manutención, pero viviendo en Suecia, que es uno de los países más caros de Europa, con la beca única- mente nos podemos pagar el alojamiento, por lo que el resto corre por tu cuenta. En mi caso, por ejemplo, voy tirando con los ahorros que tenía guardados del resto del año, que son pocos, o sea que hay que saber administrarlos bien».

Aun así, este joven de 24 años, que comenzó su andadura en el país nórdico a comienzos del mes de setiembre, afirma estar aprendiendo muchísimo en su nueva vida. «La adaptación ha sido rápida y no muy dura. Aquí conoces de gente de todo el mundo, de todas las culturas. Además, yo tengo la gran suerte de compartir residencia y cocina con japoneses, turcos, americanos... Cuando comienzas a hablar con ellos, al principio piensas que tienen una cultura más o menos parecida a la nuestra, pero tras diez minutos de charla te asombras con la cantidad de diferencias que encuentras», recalca.

En concreto, una de las cosas que más le ha llamado la atención a Goenaga ha sido el estricto cumplimiento del Ramadán que llevan a cabo los estudiantes musulmanes. «Mis compañeros musulmanes han tenido que cambiar por completo su modo de vida durante este mes, pese a estar a miles de kilómetros de su país. Creo que es de alabar el esfuerzo que hacen estas personas por seguir la religión y las costumbres que les han inculcado -opina-. Es increíble lo que se aprende en el contacto con la gente».

Buen expediente y alto nivel de inglés

Asimismo, no duda en resaltar el carácter abierto de la gente en su país de acogida. «Encuentro una grandísima diferencia con respecto a nuestra cultura y es que en general en los países escandinavos son mucho más confiados que nosotros. Aquí se coge confianza muy rápidamente y no dudan mucho a la hora de ofrecerte ayuda si la necesitas», subraya este joven residente en Suecia, mientras que Martínez apunta que lo más duro ha sido adaptarse a los horarios.

«En Austria las tiendas cierran a las seis de la tarde, y las oficinas a las doce del mediodía, algo a lo que realmente cuesta acostumbrarse. En cuanto a la climatología, se puede decir que el tiempo es más o menos como en Iruñea, aunque aquí las temperaturas son algo más bajas».

Los requisitos para acceder a estas becas son muy concretos; se exige tener un buen expediente académico y haber logrado un alto conocimiento del inglés, de modo que las plazas disponibles se van repartiendo en base a ello.

 

PASARLO BIEN

A pesar de que afirman que su principal objetivo es aprobar y mejorar el conocimiento de inglés, los estudiantes reconocen que en sus países de acogida se lo pasan en grande.

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