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Crónica | Debate vicepresidencial en EEUU

«Nada que cambie el juego» tras el cara cara entre Palin y Biden

El primero y único debate entre los dos candidatos a la Vicepresidencia de los principales partidos, no tuvo casi nada que ver con un diálogo serio sobre propuestas políticas y proyectos de nación, sino sobre si Sarah Palin, la candidata republicana a la Vicepresidencia, cometería una barbaridad o no y si esto marcaba el fin de su estrellato en el escenario político.

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David BROOKS «La Jornada»

El nivel de expectativa para Palin era tan bajo que casi lo único que tenía que hacer era decir algunas frases muy ensayadas. Después de un par de entrevistas con ABC News y CBS News en las que se comprobó su asombrosa falta de experiencia y conocimiento para alguien que podría ser presidente, una vez más señaló que como gobernadora de Alaska tiene experiencia con las relaciones internacionales, ya que ese estado es vecino de dos países, Canadá y Rusia, y que no podía identificar un fallo de la Suprema Corte más allá del que se emitió sobre el aborto en 1973, entre otras cosas. La estrategia esa noche era ofrecer respuestas breves y evitar abundar.

Y el resultado: Palin no cometió un error garrafal ni se tropezó al mantenerse apegada a un guión donde a veces ni respondía a la pregunta pero reiteró de manera efectiva su mensaje: «Yo no soy de Washington y junto con John McCain vamos a reformar ese lugar».

El intercambio de 90 minutos que cubrió temas nacionales e internacionales no tuvo un momento decisivo, y los analistas y comentaristas instantáneos coincidieron en que nada ocurrió «que cambie el juego» en la competencia electoral, aunque el consenso fue que, al no cometer ningún error obvio, Palin sí superó las muy bajas expectativas sobre este performance. El enfrentamiento entre la novata política (a nivel nacional) y el veterano senador y ex precandidato presidencial provocó enorme curiosidad y aunque tradicionalmente el debate entre los segundos de fórmula no tiene gran impacto en las elecciones presidenciales, este tenía el potencial de ser diferente.

De hecho, se realiza en una coyuntura crítica donde la clase política enfrenta la crisis financiera más grave desde la Gran Depresión, lo cual impacta la competencia electoral. Por primera vez, lo que ha sido un empate técnico durante meses entre Barack Obama y John McCain ha cambiado las tendencias favoreciendo a Obama.

Ambos compitieron por definirse como el equipo del «cambio» y que es tiempo de rescatar el sueño americano para los estadounidenses ordinarios.

Palin, empleando su sonrisa de concursante de belleza (hasta guiñó una vez), repitió que es «hora de algo nuevo» en Washington, reprobó la «avaricia y la corrupción tanto en Wall Street como en Washington», y recordó que viene de «la clase media de America... y ahí se desea que dejen que el sector privado y las familias sean los líderes, no el gobierno».

En otro momento, al responder a su contrincante, dijo «es tan obvio que soy de afuera de Washington y que no entiendo cómo funcionan ustedes; primero dicen que votaron por algo y después que fue en contra, los estadounidenses quieren una respuesta directa».

Palin repitió su experiencia «ejecutiva» como alcaldesa y ahora gobernadora, experta en asuntos energéticos, celebró el «excepcionalismo» estadounidense, insistió em que «estamos ganando en Irak» y que la propuesta de sus contrincantes de un retiro es «una bandera blanca de rendición». Y prometió que con ella y McCain «el cambio está por venir».

La estrategia de Biden era evitar ser condescendiente, e igual que Palin, recordar sus orígenes modestos de una familia trabajadora, y vincular a McCain con Bush. Con respuestas mucho más detalladas y refinadas, intentó enfatizar que las políticas de Bush «han sido un fracaso» y que sus contrincantes sólo «serán más de lo mismo».

Al responder a la acusación de Palin de que sólo estaba mirando hacia el pasado cada vez que criticaba las políticas de Bush, Biden subrayó que «no hay nada en las propuestas políticas de McCain que marquen diferencias con las de George W. Bush».

Disputaron si el cambio climático es resultado de las actividades humanas o no, sobre propuestas energéticas, y si uno debe negociar con los «adversarios». Ella dijo que es irresponsable proponer sentarse a negociar cara a cara con «dictadores peligrosos» como los presidentes de Irán, Corea del Norte o «los hermanos Castro».

Decenas de millones de televidentes se sintonizaron para observar la actuación entre ambos candidatos. Pero el enfoque fue sobre Palin, quien por unas semanas tras ser nominada de manera sorprendente fue proclamada como «una nueva estrella política» que podría llevar a McCain al triunfo a pesar de un panorama pesimista para los republicanos. Con el tiempo, su brillo se ha venido opacando.

 

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