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Lila Downs: «La tristeza me empuja a componer cosas que me alegren»

Isabel LAGUNA | MADRID

Tras la resaca de «La cantina», su anterior disco, Lila Downs ha buscado una sanación «de lo espiritual y lo físico» en «Ojo de culebra», un nuevo trabajo en el que la cantante mexicano-estadounidense se ha hecho acompañar de voces como las de Mercedes Sosa, LaMari, Enrique Bunbury o Rubén Albarán. «Mi inspiración está muy basada en la tristeza y en la angustia, me empujan a componer cosas que me alegren», contaba ayer esta cantante que ha ahondado y ampliado los mestizajes musicales que han caracterizado toda su vida y su carrera musical.

En esta ocasión, y además de incluir influencias de la cumbia, el reggae o hasta de música zíngara, Lila Downs ha puesto la mirada en la música del sur de Estados Unidos, lo que la ha llevado a hacer versiones de «Black Magic Woman», el clásico de Peter Green que popularizó Santana en los 70, o de «Yo envidio al viento», de Lucinda Williams. Pero salvo estos temas, la mayoría de los trece cortes del disco han sido compuestos por ella misma y por Paul Cohen, su compañero musical además de sentimental.

Tras éxitos de discos como «La sandunga», «One Blood» o «La cantina», llega ahora este nuevo trabajo, en el que esta hija de una cantante mixteca y de un cineasta estadounidense rinde también tributo a los chamanes de su tierra. No en vano, durante su elaboración vivió un momento crítico en su vida y su carrera. «Tuve un problema de voz en un momento muy triste de mi vida» (relacionado con sus dificultades para ser madre), cuenta la cantante, quien narra que entonces acudió a Doña Queta, una conocida curandera de Oaxaca. «Me dio una serie de tés que tenía que tomar en seis meses y que me rejuvenecieron. Me sentí plena. También me dijo que tenía que hablar con mi cuerpo, con mis riñones, con mi estómago, y pedirles perdón», apunta.

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