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Un retrato de las decadentes clases altas peruanas gana el Festival de Biarritz

«Dioses», la crónica de la «miseria moral» de las clases altas rodada por el peruano Josué Méndez, obtuvo ayer el máxico galardón del Festival de Cine y Culturas Latinoamericanas de Biarritz, el Abrazo. La chilena «La buena vida» fue otra de las vencedoras de la noche, al alzarse con los premios a la mejor interpretación... y por triplicado.
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A. EREÑAGA | BIARRITZ

Dos adolescentes de clase alta pasan el verano en una lujosa casa de la costa hasta que llega el padre de uno de ellos con su nueva novia, veinte años más joven y procedente de los barrios pobres de la capital. Así arranca «Dioses», el segundo largometraje del peruano José Méndez (autor también de «Días de Santiago», 2004), una exploración de la vida cotidiana de una clase social que «ha preferido aislarse geográfica e intelectualmente de los profundos problemas sociales y económicos que afectan al país. Sin yo venir de clase alta -explica su director-, me crié con esos chicos privilegiados, lo que me hizo crecer con contradicciones. Por un lado, criticándolos y por otro, fascinado por sus vidas... son chicos que salen del colegio y que no tienen opción de hacer lo que quieran, porque tienen ya trazado un plan determinado al pertenecer a esa clase... Una clase alta que en Lima no se conoce bien, porque es muy hermética: viven en zonas cerradas y muy pocos tienen acceso a ellos». Viven, apunta, como dioses del Olimpo a los que todo les está permitido.

Así se explicaba recientemente el realizador Josué Méndez en Donostia, donde comenzó su «gira europea» con «Dioses», programada dentro del ciclo de Horizontes Latinos en Zinemaldia. De ahí, a Biarritz, donde ayer se alzó con el premio Abrazo, el máximo galardón de un festival que, desde el pasado 28 de setiembre, ha convertido a la localidad costera en un activo punto de encuentro del público de Ipar Euskal Herria con gentes del cine, la literatura y de la cultura de América Latina.

El palmarés dado a conocer ayer se completó con el Premio Especial del Jurado a «Estómago», del brasileño Marcos Jorge -una fábula para adultos sobre poder, sexo y cocina que, al parecer, no dejó indiferente a nadie: o gustaba o la aborrecían-, y un espaldarazo en forma de doble galardón a «La buena vida», del chileno Andrés Wood, que también opta a los premios Goya del cine español.

Tras «Machuca» (2004), la crónica del golpe militar contra Pinochet narrada a través de la historia de tres niños, Andrés Wood se vuelve «urbanita» y regresa a la actualidad con «La buena vida». Sobre Roberto Farías, uno de los protagonistas de las cuatro historias de las que se compone el filme, recayó el premio a la Interpretación Masculina, mientras que el femenino fue sorprendentemente ex aequo para otra de las protagonistas, la actriz Aline Kuppenheim, y una secundaria, Manuela Oyarzún.

Respecto al resto de los premios, el del Público fue para la ópera prima de la mexicana Andrea Martinez, «Cosas insignificantes». La protagonista es una adolescente huérfana que va atesorando en una caja de madera pequeñas cosas que encuentra por la calle. En cortometrajes, el ganador fue «El deseo», de la francesa afincada en México Marie Benito, mientras que se concedía una Mención Especial a «Ofelia», del peruano Humberto Gutiérrez Montero.

El premio al Mejor Documental fue para «La sombra de Don Roberto», la sobrecogedora historia de Roberto Zaldívar, un expreso del campo de concentración chileno de Chacabuco, que regresa a morir al lugar. Rodado por Juan Diego Spoerer y con financiación de la televisión sueca, ha recibido premios allá donde se ha presentado. Las cárceles brasileñas están reflejadas en «Entre a luz e sombra», de Luciana Burlamaqui, que obtuvo una Mención Especial del Jurado y el Premio del Público.

CLAUSURA

El Festival de Biarritz se clausurará hoy con la proyección, entre las 10.30 h y las 20.00 h., de las películas galardonadas. Todavía no hay datos sobre asistencia, pero el pasado lunes ya se detectaba un 30 por ciento más de entradas vendidas que el pasado año. Los abonos, agotados dos semanas antes del festival.

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