El Athletic recuperó sensaciones anoche en el Santiago Bernabéu. Un escenario donde los rojiblancos demostraron, pese a algunos errores en la parcela defensiva que están lastrando los resultados de un equipo que ya está en zona de descenso, que pueden competir de tú a tú contra cualquier contrario.

Los bilbainos, con grandes dosis de casta, fueron capaces de empatar un 2 a 0 adverso y mantenerse vivos hasta el último momento de un choque en el que el catalán Álvarez Izquierdo fue el protagonistas negativo. Indudablemente, el trencilla tuvo una actuación nefasta, pero repartió sus desaciertos y terminó decidiendo con la roja a Amorebieta -justa, pero no menos que la criminal entrada de Marcelo a Etxebe al borde del descanso- y un penalti no pitado de Pepe a Fernando Llorente cuando faltaban cinco minutos para el final. Álvarez Izquierdo debió pensar que ya era demasiado con la pena máxima señalada en la primera parte sobre el delantero rojiblanco. Pese a ello, los errores fueron para todos y en momentos claves contrarios al Athletic. Pese a ello, el director deportivo blanco, Pedja Mijatovic, no tuvo empacho en continuar la campaña mediática iniciada en la capital española aludiendo a presuntas campañas arbitrales contra el Madrid.

Esa no es la guerra de un Athletic que va a tener que sudar la gota gorda para salir de la complicada situación en la que se encuentra. La puntuación sigue siendo pírrica, pero el equipo vasco debe saber que la imagen mostrada ayer, de un conjunto con casta y capacidad para hacer ocasiones, ha de ser su seña de identidad para futuros compromisos. No obstante, los errores atrás se han de corregir ya, para que el equipo no acabe instalado en la zona depresiva de la tabla y el puesto de su técnico no corra peligro.

El choque arrancó con un susto de Sneijder a Gorka Iraizoz desde su propio campo. Antes de llegar a los 10 minutos, Higuaín marcó en posición legal, pero Álvarez Izquierdo anuló el tanto. Primer error. Otros que fallaron fueron los defensores del Athletic en el primer gol blanco. Balenziaga se quedó enganchado al tirar el fuera de juego y Sneijder no perdonó.

Higuaín hizo el segundo y parecía finiquitar el encuentro. Nada más lejos de la realidad, la contienda no había hecho más que comenzar. El Athletic le echó garra y tras una magnífica jugada que conjugó casta y calidad, Etxeberria redujo distancias. El elgoibartarra demostró que todavía puede aportar muchísimas cosas al equipo.

El partido estaba vivo y la tensión empezó a subir de manera evidente. Un balón aéreo provocó que Heinze sacase la mano para intentar agarrar a Llorente de la cara. Dudoso, discutible y todo lo que se quiera, pero con el argentino de por medio, la pena máxima era posible.

La decisión del trencilla encrespó los ánimos de un Madrid que, vistas las exhibiciones de alguno de sus rivales, quiere mantener la tensión apelando al aspecto arbitral. Apenas quedaba un suspiro para el descanso, pero alguno se tenía que haber ido antes a la ducha. Fue el caso de Marcelo, que hizo una durísima entrada a Etxebe a un palmo del árbitro. No le echó y también permitió a Sneijder empujar a Iraola sin ningún sentido.

Tras la reanudación, el Madrid pudo volver a adelantarse, pero Higuaín y Heinze empotraron sendos balones en el palo. La continuidad de los errores defensivos -algo tendrá que cambiar el míster en la dupla de centrales en la que tanto confía más allá del cambio obligado por la roja de Amorebieta-, se volvió a reflejar en el tercer tanto. Pérdida de Yeste y un balón de Gago dejó en evidencia la velocidad de los centrales para permitir a Higuaín hacer el tercero. El gol provocó que Bernd Schuster, archienemigo histórico del Athletic, sacase a relucir su poco estilo.

Con el marcador en contra, el Athletic no se rindió. Ni siquiera cuando Amorebieta se autoexpulsó con una absurda entrada por detrás a Higuaín. No es la primera vez que el de Iurreta comete semejante torpeza y deberá reflexionar seriamente o ir a la nevera una temporadita.

Llorente empotró un balón en el palo y fue derribado por Pepe en el área antes de acabar. El árbitro se tragó el silbato y un buen Athletic se queda con cinco puntos y como penúltimo.