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José Miguel Arrugaeta Historiador

El mundo contra el bloqueo a Cuba

Hoy más que nunca la condena internacional al bloqueo norteamericano debe servir de llamada de atención y ser un respaldo al respeto de la plena independencia cubana

Hoy la Asamblea General de Naciones Unidas va a condenar de nuevo el bloqueo económico, comercial y financiero que el Gobierno de los EEUU mantiene desde hace casi 49 años contra Cuba. Una inmensa mayoría de países volverá a ratificar de nuevo, y van 17 años consecutivos, su oposición a esta medida unilateral que no sólo daña y afecta sin excepciones a toda la población residente en el país caribeño, sino que también atenta de manera creciente contra la soberanía e independencia de otros países, al aplicarse de manera extraterritorial por parte de las autoridades norteamericanas, como si sus leyes fuesen de obligatorio cumplimiento para todos.

El informe presentado por el Gobierno revolucionario cubano a la Asamblea de la ONU detalla las afectaciones económicas y sociales, las limitaciones financieras y de comercio que se le imponen, y nos ofrece el listado de casos concretos sucedidos desde la adopción de la resolución del pasado año, además de cuantificar los daños totales en su larga aplicación (casi 93.000 millones de dólares, según cifras cubanas).

Seguramente, los resultados de la votación de hoy, que mañana difundirán los medios, tendrán poca variación respecto a los de 2007: 184 países a favor de la resolución, cinco en contra (EEUU, Israel y tres muy pequeños países del Pacífico), y otros tres «oportunamente» ausentes para no buscarse mayores problemas. La verdad es que con estos números es bastante difícil encontrar a alguien más para que se siga sumando a la condena al bloqueo. Por otro lado, es bueno señalar que esta casi unanimidad de opinión es bastante rara en el ámbito internacional, y realmente da la imagen del nivel de aislamiento y soledad que ha logrado la política norteamericana contra Cuba.

En esta ocasión, como en todas las anteriores, la condena de esta larga guerra económica tendrá consecuencias sólo morales y diplomáticas, sin ningún efecto práctico, y el condenado -la actual Administración norteamericana- seguirá, los pocos meses que le quedan de vida, sorda y ciega ante el evidente fracaso y la enorme incomprensión internacional que ha conseguido.

Pero los tiempos cambian, y en esta ocasión la abrumadora condena de los EEUU por parte de la comunidad internacional viene acompañando otras noticias y señales. Las graves consecuencias de la recién estrenada crisis económica han desplazado totalmente las prioridades de la opinión pública norteamericana, a lo que parece sumarse un evidente cansancio ante la ausencia de resultados de la política contra Cuba. Una reciente encuesta electoral norteamericana revelaba que el 60% de los futuros votantes son partidarios de un cambio de política hacia Cuba, el 68% quería viajar libremente a la nación antillana, y el 62% considera que las compañías norteamericanas deben comerciar libremente con el país caribeño. Por lo pronto, Cuba parece haber desaparecido de la agenda electoral de los candidatos. Aún es pronto para aventurar nada, pero hay señales indicando que algo puede estar cambiando respecto a este tema que siempre han considerado casi como doméstico.

Por otra parte, para nadie es un secreto que Cuba atraviesa un momento económico y social delicado como consecuencia directa de los daños dejados por el paso de dos huracanes en setiembre, y encima de la mesa siguen los debates y cambios internos anunciados en febrero de este mismo año, que es de prever vayan tomando cuerpo en los próximos meses

Por eso, hoy más que nunca, la condena internacional al bloqueo norteamericano debe servir de llamada de atención y ser un respaldo al respeto de la plena independencia cubana. Sus cambios o transformaciones internas, sus relaciones económicas o su sistema político son soberanía exclusiva de Cuba, sin bloqueos, amenazas o chantajes externos.

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