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El riesgo de impago de la hipoteca amenaza a 4.000 familias vascas

Hipoteca. Una palabra que a nadie gusta escuchar ni mencionar en la actual crisis económica y financiera en la que está envuelto el mundo entero. Si para finales de año se espera que en el Estado español haya 120.000 familias que se hayan declarado en suspensión de pagos, no son menos las que buscan soluciones para poder hacer frente al pago de la hipoteca de sus viviendas.

Imanol CARRILLO

En los últimos meses 15 familias en la CAV han solicitado el servicio de la Organización de Consumidores y Usuarios Vasca, EKA-OCUV, para afrontar la pobre y triste situación social y financiera en la que se encuentran

Según Koldo Nabaskues, presidente de la organización, las familias que han pasado por las oficinas son personas con carencia de fondos para hacer frente al pago de las deudas. «La tipología es muy variada. Hay parejas en las que una de las dos personas se ha quedado en el paro; hay familias separadas; hay quien no puede hacer frente al pago con una determinada cantidad y hay quien, con la pensión que recibe del salario del desempleo, se la queda el banco para cobrarse su deuda», afirma el presidente de la organización de consumidores.

Ante esa situación, EKA-OCUV decidió ponerse en contacto con Economistas Sin Fronteras. Las familias aportan los datos de su situación y Economistas Sin Fronteras elabora un balance que debería servir para hacer un informe presentable para los bancos y poder negociar su situación, solicitando un aplazamiento del crédito en años, o una moratoria de los intereses.

No obstante, Nabaskues afirma que decidieron actuar en otro sentido ya que la actuación «así quedaba un poco coja». Así, solicitaron a la banca, sin ninguna contestación aún, varias cosas: «Una cierta sensibilidad ante estos casos, la creación de una ventanilla única en el banco para que no mareen a la gente y que articulen fondos o medidas para, de alguna forma, paliar estas situaciones familiares».

La organización también ha hablado con la Administración exponiendo su plan y, sobre todo, solicitando que articulen medidas de apoyo. Es decir, si se da dinero a fondo perdido o a bajo interés para rehabilitación de inmuebles, o para el plan Prever de los automóviles, la organización entiende que tiene que haber un plan Prever para las familias sobreendeudadas. Y es que la idea de la organización es muy clara: «Que ninguna familia se quede sin dinero por sobreendeudamiento y, a falta de una ley que les proteja, como existe en otros países, por lo menos lleguen a acuerdos en este sentido».

Barrera del endeudamiento

A juicio de Nabaskues, «hay alrededor de 2.500 familias que están en lo que podemos denominar sobreendeudamiento. Han superado la barrera del endeudamiento y ahora están en una situación en la que no pueden hacer frente al pago de los compromisos que habían adquirido como los créditos hipotecarios o créditos personales. Y esos son los que verdaderamente lo están sufriendo desde hace meses. Si a todo eso, se le une, tal y como anuncian, más paro hasta llegar al 15%, uno se puede imaginar que las familias pueden llegar a ser 4.000 el año que viene».

De estas familias que han solicitado ayuda en las diferentes oficinas de la organización, hay quienes se han puesto en contacto con bancos con la intención de recibir ayuda, pero el perfil de las entidades bancarias podría ser el de bancos que no pueden hacer nada por el problema de los clientes, con frases como «esto se está estudiando en la central», o en el mejor de los casos, el director de la oficina no sabe qué decirles.

Por otro lado, del mismo modo que en otros estados han decidido preparar dinero para que la banca no sufra, Nabaskues aboga por articular una ley para las familias. Y es que, a su juicio, «las familias no son culpables ni responsables de que el precio del dinero, cuando hipotecaron el piso, estuviera en 3% y ahora esté a más de 5%. Ni son culpables de las subprime de EEUU, ni de la falta de liquidez de los bancos, pero son los que lo sufren». «Siempre hemos creído que los ciudadanos somos los primeros que sufrimos las consecuencias y los últimos que recibimos algún tipo de ayuda, y eso no puede ser. Si se articulan bienes y fondos públicos para la atención de colectivos desfavorecidos, hay que atajarlos. Estamos en el siglo XXI y en una sociedad como la nuestra no se puede permitir que una familia se quede en la calle porque no puede pagar la hipoteca de un banco», recalca Nabaskues.

El Gobierno español aprobó ayer la moratoria en los pagos de cuotas para parados que pasen por dificultades con cargas hipotecarias menores de 170.000 euros. La Organización de Consumidores y Usuarios consideró las medidas «insuficientes y limitadas» y aseguró que no beneficiará a «muchas familias de las grandes ciudades, donde las hipotecas son superiores» y que son las que más están sufriendo la crisis.

El atractivo cebo de los tipos bajos

El riesgo de sobreendeudamiento viene desde 2005 ó 2006 porque se facilitó el acceso al dinero a muy bajo interés. Para Nabaskues, es «un cebo muy interesante como para no caer en él» y ha hecho que las familias se hayan endeudado alegremente. Pero, en 4 ó 5 años el precio del dinero pasa del 2,2% al 5,5% y «los salarios no se han duplicado. Es decir, que las obligaciones que suponían 1.000 euros, hoy son 1.600, y ya no pueden hacer frente a ese pago. Es un sobreendeudamiento sobrevenido en el cual tú no has sido un actor que lo hayas propiciado», afirma el presidente de EKA-OCUV. Los bancos tampoco se libran de las críticas de las familias que preguntan: «¿A mí por qué no me ayudan si ayudan a la banca?». Las familias también están sufriendo un grave problema con las Viviendas de Protección Oficial (VPO). En las oficinas de EKA-OCUV se conocen bastantes casos en los que han tenido que prescindir de la propiedad de la VPO porque en el banco no les han concedido un crédito. I.C.

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