Las detenciones de Cauterets han desatado la euforia de los responsables políticos y policiales en Madrid y también por estos pagos. Sin embargo, al descorche de cava inicial ha seguido, al menos en los medios de comunicación, un llamamiento a la prudencia y la moderación. Ellos se explican.

Rogelio Alonso, en «Abc», advertía de que «conviene matizar la euforia» y sentenciaba al tiempo que «el final de ETA es posible sin una negociación que siempre ha servido para eludir la derrota de los terroristas cuando más debilitados se encontraban». Esa es la tesis.

También en «Deia» y el resto de periódicos del Grupo Noticias editorializaban sobre el asunto para felicitarse por las detenciones y, a continuación, matizar que, pese a todo, «no cabe duda de que la estructura de ETA será capaz, una vez más y por desgracia, de regenerarse y, por ello, volverán a contar con responsables que mantendrán la vía violenta, más aún si cabe». Pues no se las promete felices el escribiente.

Y el de «El País» sentenciaba que, además de las detenciones, hace falta más contundencia política y, por eso, «no tiene sentido que los mismos dirigentes nacionalistas que condenan los atentados mantengan el rutinario discurso de la «mala calidad de la democracia española». ¿Mala? Si no pasaría el control de calidad en Sierra Leona...

También se ponía la venda el editorialista de «El Mundo», quien recordaba que «su caída (la de Aspiazu) no significa que la banda haya perdido capacidad de atentar, ni siquiera que le vaya a sustituir en la dirección alguien menos cruel». No está para cava el escribiente de Pedro J.

Y también en «La Razón» se tentaba la ropa José Antonio Vera: «La pena es que la banda se regenera con suma facilidad y a estas horas ya esté nombrado el sustituto, al parecer Aitzol Iriondo, 'Gurbitz', mucho más sanguinario y enloquecido que el anterior». ¿Le conoce Vera?

Y los que no tienen sombra de duda son los de «Diario de Navarra», que cerraban el editorial con una sentencia: «Frente a quienes insinúan que es el momento de la negociación, cabe asegurar que la debilidad de la banda se ha logrado golpe a golpe. Y debe mantenerse hasta su rendición». El tiempo lo dirá.