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Tomás Trifol | profesor y licenciado en ciencias humanas

En el país de los ciegos...

El autor desarrolla a lo largo del artículo una crítica profunda del control que ejerce el poder sobre la opinión pública a través de instrumentos como la educación o los medios de comunicación. Ejemplifica en el Estado español, y llega a afirmar que «para preservar la estabilidad democrática y en el caso español también su estabilidad nacional, se suspende la información discrepante que afecte a los poderes fácticos». El objetivo -conseguido en buena medida- es someter a la población a una suerte de «idiotismo perpetuo» que dé sentido a la frase que encabeza el artículo: «En el país de los ciegos el tuerto es el rey».

Pasaron otra vez desapercibidos los resultados desastrosos del Estado español en el informe PISA 2008 sobre la educación en los países de la OCDE. Se han venido haciendo conjeturas y referencias por parte de los expertos a este respecto señalando que la mayoría de alumnos de 15 años computados en el Estado Español se perdía en la tercera línea de lectura y aunque suene a chiste, resulta que está estadísticamente comprobado. Algo más que añadir al orgullo patriótico de Zapatero y Rajoy. Según la media ponderada respecto al número total de alumnos de la ESO o similares, España estaba por debajo de todos los países de la OCDE y en niveles comparables a los de México.

Zapatero ha achacado este desastre a las consecuencias en el tiempo de la Dictadura de Franco quedándose tan tranquilo de su burrada treinta y tantos años después de que el régimen terminara. Así que tres líneas de lectura de una novela cualquiera donde la mayoría de los alumnos no sabe lo que ha leído, tendrán que ser por lo visto la futura base real de la compresión científica y tecnológica que cada vez más nos exige el presente.

Otros informes señalan que los españolitos son los menos capacitados en lenguas foráneas de toda Europa occidental. Quizás, también Franco tuvo la culpa. A propósito, el nivel más apto en lenguas foráneas del Estado está en territorios bilingües, en Cataluña y Euskal Herria. Imitando a la burrada de Zapatero y con su misma licencia argumental, podríamos añadir que si aquí estamos algo mas avanzados es porque no se vota mayoritariamente al PP y al PSOE y después de dicho esto como Zapatero, nos podríamos quedar tan tranquilos. Pero podría tratarse de otra historia donde los niveles de educación de los adolescentes no serían más que el reflejo de otra enfermedad más extendida y más dañina que se ceba en todo el mundo desarrollado y principalmente en países que como España se dedican como antaño a tocar la pandereta en todas sus acepciones modernas.

La Mafia neoliberal incrustada en los aparatos de poder del Estado, con su versión del cuento nacional, convenció a moros y cristianos para que en lo referente a los massmedia pusieran el remedio del bromuro en las cabezas de los ciudadanos y el del viagra en sus entrepiernas. El resultado ha sido la paulatina destrucción de cualquier espíritu crítico, de cualquier opinión discordante, es decir, se ha instalado el reino donde todo debe ser partidista, político e unilateral. El reino donde los charlatanes o tertulianos son la expresión democrática de la ignorancia. El reino donde la opinión callejera sobre la salchicha o sobre los posibles perjuicios de los campos electromagnéticos de los móviles, es la que vale. El reino donde pensar y reflexionar es un ejercicio que produce hastío. En su lugar el español medio se tiene que tragar los novelones de todo tipo de aventuras secas y húmedas de sus famosos de la pandereta.

Desaparecieron los debates, reportajes, folletones, investigaciones sobre historia, salud, medicina, industria, estructuración de la sociedad, viajes, culturas, países, lenguas, y un larguísimo etcétera que conforman los verdaderos problemas de nuestra humanidad. Se le quiere hacer creer a la ciudadanía que son aburridos y es que cuando alguno de ellos salta extemporáneamente a un medio audiovisual, en horas de máxima o relativa audiencia, son por supuesto inequívocamente aniquiladores del entretenimiento, siendo la mayor parte de estas escasas veces, asuntos que encima se refieren a la política partidista. Así que la ciudadanía, que es la culpable de todo según la Mafia, sigue en sus trece: «Aburrimiento no, gracias».

Detrás de todo esto existe una perversión que pretende suspender de raíz todo tipo de contestación social para la estabilidad de un sistema al que se considera perfecto y democrático. Es decir, que para preservar la estabilidad democrática y en el caso español también su estabilidad nacional, se suspende la información discrepante que afecte a los poderes fácticos de las finanzas, la industria farmacéutica, la estructura del Estado, las fuentes de energía etc, etc.

El redactor de noticias se transforma en otro loro repicante que no se pregunta dos veces por qué el teletipo le manda siempre el mismo punto de vista. El jefe de redacción no se molesta en saber la fuente de la noticia o en contrastarla con otras fuentes. Se curan en salud tildándote en su ignorancia interesada de revolucionario o de radical. Así que si por ejemplo ... «Los teletipos advierten de un incremento de las alergias en los humanos, es que va haber un aumento de alergias». Aunque bien podría ser una noticia más que interesada filtrada por los servicios «médicos» de la Glaxo Smith Kline, la Pfizer o cualquier otra multinacional farmacéutica muy dadas ellas a convocar a la prensa, organizar simposios y congresos que como la mayoría de los eventos médicos convocados aquí y allá tendrán casi siempre su origen en la propia industria farmacéutica.

Si los españoles tuvieran acceso a otros medios de difusión de masas, comprobarían que dentro de muchas democracias neoliberales existen otros medios de comunicación públicos que no aniquilan a sus ciudadanos como entes pensantes y por ende no destruyen el tejido social e intelectual durante décadas porque al fin y al cabo es peor el remedio de la estabilidad a ultranza que el de la enfermedad del idiotismo perpetuo pues este último manda a su propio país a la desidia, a la ignorancia y a la ruina.

Francia, Alemania, Bélgica, Suecia, Holanda y hasta el Reino Unido son un buen ejemplo de sistemas democráticos neoliberales donde no se ha perdido todavía el juicio del todo, donde se sopesan los riesgos que conllevaría la larga siesta del idiotismo perpetuo y los tañidos estrambóticos de la pandereta.

Pero la tentación es enorme porque en el país de los ciegos dicen que el tuerto es rey y por eso nada mejor que los súbditos ciegos para las tecnodemocracias. De esto sabe mucho el pirata de Sarcozy, tras sus tertulias amistosas con la flor y la nata fáctica de España que ya ha exportado sus modelos sociológicos a gran parte de la América Latina.

P retende ahora Sarcozy hacer pasar su reforma de lo Audiovisual público en Francia, nombrando legalmente él mismo al director de France Télévision para, descapitalizando los entes públicos, ir convirtiendo lo audiovisual en un pequeño negocio técnicamente rentable bajo parámetros exclusivos de mercado y sobre todo para destruir la independencia del ente público incitándolo a la sumisión a su régimen. Como dicen los profesionales del ente público, «Casser le service publique et le lui faire cadeau à la Mafia audiovisuelle».

Todos los profesionales de lo audiovisual y la ciudadanía consciente están en pie de guerra y es que el asunto lo merece. Se trata ni más ni menos de cercenar o no el poder del pensamiento. De instalar o no el idiotismo perpetuo en una sociedad para que al menos a corto plazo no les diera mas problemas aún a sabiendas de que a la larga se cargarán el progreso y la libertad y que hasta el rey tecnodemócrata acabará siendo ciego.

Francia, de ser faro de luz y modelo de contraste en este mundo de rapiña, puede pasar a ser una réplica sin gracia de la pandereta del inocente o quizás perverso Zapatero.

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