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La crisis frena la típica subida de precios

Ni un día, ni dos, ni tres... GARA adelantó las compras navideñas todo un mes con el objetivo de ahorrar unos euros. Este año la crisis ha hecho que el precio de muchos productos se mantenga, excepto los de pescados y mariscos.

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Maider EIZMENDI

Más vale prevenir que luego lamentar. Una advertencia que, si cabe, se repite aún más en estos nuevos tiempos de crisis económica. La Navidad es la época del año en la que el consumo aumenta de manera más espectacular, bien por la compra de regalos, bien por las copiosas comidas y cenas que llenan nuestras mesas de carnes, pescados, dulces...

Desde las asociaciones de consumidores subrayan habitualmente la importancia de adelantar las compras navideñas con el fin de ahorrar y advierten de que tiendas y grandes superficies encarecen los productos típicos de estas fechas según se va acercando el día de Navidad.

GARA ha querido comprobar si esta tendencia se repite un año más y para ello ha elegido un lote de productos y verificado su precio en un intervalo de tiempo de un mes. La conclusión es clara: exceptuando algunos pescados y el marisco, el precio de de los productos navideños no se ha encarecido; incluso, muchos cuestan menos ahora que a mediados de noviembre. Cuando cuestionamos si con esto se rompe el tópico o si se trata de un hecho excepcional, en algunos establecimientos nos aclaran que la situación de este año es especial y que este fenómeno responde al intento de los comerciantes de impulsar, o al menos mantener, el consumo.

Iñaki Zabaleta trabaja en Eroski y entre sus labores está la de reponer polvorones, mazapanes y demás dulces. Explica que exponen estos productos a primeros de noviembre y que su precio no varía antes de Navidad. «Puede que después de estas fechas, si sobra producto, se ponga en oferta y se ofrezca a un precio menor que el de ahora». Hace hincapié en que los consumidores se muestran más moderados: «El año pasado por este día [hablamos con él el pasado viernes] el establecimiento estaba a rebosar; yo calculo que habría el doble de gente que ahora». Al preguntarle si cree que la gente dejará de comer los platos tradicionales a causa de la crisis, responde: «De comer no, pero compra de una manera menos impulsiva y, además, tiende a llevarse a casa los productos de marca blanca».

Lo cierto es que la costumbre de adelantar las compras no está muy extendida y en la mayoría de los casos se limita a productos muy concretos. Así lo confirma la donostiarra Maite Pérez, quien compró a mediados de noviembre el marisco que seguramente ya estará engalanando su mesa. «Lo compro y lo congelo hasta el último día», apunta convencida de que la diferencia de precio es evidente y de que la calidad del producto no varía en el proceso. No obstante, no contempla esta opción para otros productos como la carne: «No, el cordero que comemos lo compramos a última hora, aunque también encarezca».

José Luis Benito, que se disponía a realizar la compra de la semana lista en mano, se muestra menos convencido con la idea de comprar y congelar la comida: «Normalmente, sí suelo comprar productos congelados y los guardo para Navidad, pero comprar productos frescos para congelarlos no lo he hecho nunca». Más que por ahorrar -«porque no sé si ahorro o no»-, anticipa la compra de alimentos congelados por costumbre.

Felix Goiburu tiene su carnicería en Segura. Su clientela es «fija y fiel» y, por ello, afirma que no puede encarecer los productos en esta época. «El cliente del día a día no acepta este tipo de estrategias», sentencia, aunque sabe que ésa es una tendencia habitual en localidades más pobladas y en las capitales.

Goiburu nos señala que en esta zona de Gipuzkoa el cordero y el solomillo son los productos más comunes en los menús navideños, aunque también hay quien opta por el cochinillo. En cuanto al pollo o el conejo, cree que, pese a la crisis, los consumidores no lo piden en demasía porque «son carnes más corrientes». Y nos da su opinión sobre la poca costumbre que hay de adelantar las compras: «La gente quiere comprar el último día; es más, quitando algunas excepciones, ya casi nadie encarga la carne con antelación».

Siguiendo con el repaso a nuestra copiosa cesta de la compra, es a la hora de adquirir pescados y mariscos cuando anticiparse sale más rentable. Pero en la pescadería Oianeder de Donostia insisten en que no es una costumbre habitual, si bien admiten que hay quien aprovecha ofertas concretas para almacenar productos: «El mes pasado, por ejemplo, entró mucho chipirón y algunos clientes lo compraron para congelar y comerlo en Navidad». Excepciones hay, pero no se tiende a comprar productos frescos para congelarlos: «En el caso de los langostinos, optan directamente por comprarlos congelados».

Precisamente, son los productos frescos los que experimentan una subida mayor, como se observa en los gráficos que acompañan a esta información.

El responsable de comunicación de la asociación de consumidores EKA-OCUV, José Luis Segura, nos adelanta que, aunque todavía no disponen de datos actualizados, lo más probable es que, a causa de la crisis, este año sean más las personas que hayan seguido el consejo de «madrugar» para hacer la compra. Puntualiza que el ahorro varía según los productos incluidos en cada menú: «Es en los alimentos más caros en los que más se puede ahorrar, ya que pueden encarecerse hasta un 200%». Por ello, otra de las reglas básicas que impulsan estas asociaciones es la de planificar los menús y confeccionar una lista con los productos que realmente se necesitan.

Segura considera que estas Navidades el consumo será más moderado y se ajustará más a las posibilidades de cada uno: «Los efectos de la crisis no son tan patentes, pero el efecto sicológico se está haciendo notar y la gente está previniendo». Recuerda que en un estudio realizado recientemente se indicaba que en 2007 en el Estado español un 27% de las familias había preparado un presupuesto previo para la Navidad, mientras que este año ese porcentaje podría ascender hasta el 54%, es decir, más de la mitad. Y subraya que éste «es el primer año en el que baja el consumo neto en general, algo que no sucedía desde hace 15 años».

Considera que la ciudadanía ha comenzado a darse cuenta de que estábamos comprando y consumiendo demasiado en Navidad. Para constatarlo, nos recuerda esa imagen, ya instalada en nuestra tradición, de los contenedores repletos de basura en los días posteriores a las fiestas.

«La crisis nos da la oportunidad de repensar nuestro modelo de consumo, de gasto e, incluso, sobre el concepto de calidad de vida, que en los últimos años ha estado muy relacionado con altos niveles de consumo. Por tanto -concluye Segura-, puede que la crisis no sea tan perjudicial».

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