Corría el año 1915 cuando surgió el primer embrión de la selección vasca de fútbol. Lo hizo bajo el nombre de «selección del norte» y contó con jugadores de Bizkaia, Gipuzkoa y Cantabria en su seno. El estreno fue ante Catalunya y el combinado que contaba con jugadores vascos en sus filas venció por uno a cero. 15 años más tarde, con la denominación de Vasconia, se volvió a jugar de nuevo frente a los catalanes. El partido, disputado en el Estadio de Montjuic, concluyó con un cero a uno en el marcador. El choque de vuelta se jugó el 1 de enero de 1931 en San Mamés y los vascos volvieron a imponerse, en este caso por tres a dos.

En 1936, el Estado español vivió el golpe militar impulsado por los generales Franco y Mola. Los territorios vascos del sur del país no se libraron de la contienda posterior. Durante el desarrollo de la guerra, el Gobierno del lehendakari José Antonio Agirre decidió impulsar una selección para sufragar los gastos que suponía enviar a los niños vascos a un exilio forzado.

Dicha iniciativa gozó de un prólogo con el choque que enfrentó a dos combinados formados por jugadores afines al PNV por un lado y a ANV - EAE por el otro. La formación ekintzale se impuso por siete a cinco en un San Mamés abarrotado de gente. Poco después, se disputó la revancha y el conjunto jeltzale venció por tres a cero. Poco a poco, la idea de conformar un combinado vasco para efectuar una gira por todo el continente europeo fue cogiendo fuerza.

A finales de marzo de 1937 se efectuó una convocatoria pública en San Mamés. El encargado de elegir a 18 de los 25 futbolistas que se presentaron voluntarios fue Manuel López Llamosas, Travieso. Los futbolistas que defendieron a la selección de Euzkadi fueron los siguientes: Blasco, Eguskiza, Ahedo, Areso, Cilaurren, Mugerza, Etxebarria, Zubieta, Barcos, Pedro Regueiro, Luis Regueiro, Emilín, Iraragorri, Lángara, Txirri II, Larrinaga, Urkiola y Gorostiza. La gran sorpresa fue la presencia de Luis Regueiro, a quien los rumores que provenían del bando franquista le daban por muerto.

La víspera del bombardeo de Gernika

Con un cambio final de técnico, Vallana por Travieso, la expedición partió a París el 23 de marzo. El primer partido se disputó el 25 de abril ante el Racing de París en el Parque de los Príncipes, con triunfo vasco por cero a tres. No obstante, la victoria quedó totalmente empañada, ya que se jugó tan sólo unas horas antes de que la Legión Cóndor bombardease Gernika. Después, llegaron más encuentros por toda Europa. En la Unión Soviética se midieron al Dynamo de Kiev o al Spartak de Moscú, y combinados oficiales de la FIFA, como Checoslovaquia o Dinamarca, también se enfrentaron a la selección vasca. Ante los vikingos, el equipo de Vallana logró un imponente uno a once. El periplo europeo se cerró con catorce triunfos, cuatro empates y dos derrotas.

Tras la caída de Bilbo, el equipo dio el salto a Latinoamérica. Antes se produjeron dos deserciones, las de Etxebarria y Gorostiza. El imprevisto reforzó más al grupo y los que se quedaron trataron de remar en la misma dirección. Algo fundamental en una etapa especialmente complicada, ya que la FIFA trató de impedir que el equipo vasco disputase partidos ante selecciones oficiales como Argentina. Así, a pesar de que en el campeonato liguero de México el equipo quedó en segunda posición, bajo el nombre de Club Deportivo Euzkadi, las dificultades fueron evidentes. Los jugadores poco a poco fueron abandonando las filas de la selección y a partir de 1939 pasaron a jugar en equipos de Sudamérica. El exilio marcó el resto de sus vidas. Zubieta, Lángara o Iraragorri son leyendas del San Lorenzo de Almagro y Blasco o Cilaurren jugaron en River Plate. Regueiro dejó el fútbol y se instaló en México, país en el que su hijo llegó a ser internacional y Txirri II hizo lo propio en Uruguay.

Tras 40 años de dictadura franquista, la selección de Euskadi, ya sin la zeta, no volvió a disputar un encuentro hasta el 16 de agosto de 1979. Fue en San Mamés, organizado por Sustraiak dentro de «Bai Euskarari». San Mamés se llenó a pesar de las amenazas de bomba de grupos de ultraderecha y el «Gernikako arbola» no pudo sonar por prohibición expresa del Gobierno Civil. Un hecho que provocó que el lehendakari Garaikoetxea abandonase el palco. El combinado vasco contó con gente como Arconada, Alexanko, Dani, Rojo, Villar -hoy presidente de la Federación Española- o Iribar. El zarauztarra disputó así su partido número 50 como internacional y la selección vasca se impuso por 4 a 1 a Irlanda.

Cuatro meses después se repitió experiencia en Atotxa, ante Bulgaria, y Euskadi volvió a arrollar (4-0). Los problemas llegaron en el verano de 1980. El presidente de la Real, Orbegozo, mostró su desacuerdo con que la selección jugase en agosto ante Hungría en Gasteiz y ante Catalunya en setiembre, por lo que mantuvo una agria polémica con Sustraiak. El choque ante los magiares sí se disputó, pero los vascos sufrieron una contundente derrota (1-5) y la recaudación apenas sirvió para cubrir gastos. El partido ante los catalanes, acordado con la Generalitat, no llegó a disputarse. De hecho, hubo que esperar ocho años para volver a ver a la selección. Fue el 10 de mayo de 1988 ante el Tottenham en el marco de la campaña «Bateginik», también para recaudar fondos en favor del euskara. Los vascos arrollaron a los ingleses (4-0). Diez meses después, una selección vasca llena de bajas sacó un empate ante Rumanía. En 1993, la Federación Vasca de Fútbol (FVF) pasó a organizar los partidos. El primero fue ante la Bolivia de Azkargorta en Anoeta. Euskadi, con Lizarazu en sus filas, venció por tres a uno. Año a año, la selección no ha faltado a su cita navideña, en un modelo que se agotó en 2004. El choque ante Honduras supuso el final del encuentro de diciembre en calidad de objetivo. La irrupción de partidos «autonómicos» y la pérdida del carácter revindicativo de los mismos generó un importante debate.

Del acuerdo a la imposición

Con la entrada de Iñaki Dobaran, la FVF suscribió un acuerdo con Esait que nunca se cumplió y las relaciones con los jugadores también se han deteriorado. La primera fricción llegó en el desplazamiento a Catalunya, pero los futbolistas dieron el paso y reclamaron la oficialidad en el césped, al igual que frente a Serbia y en el viaje a Venezuela. El regresar a Sudamérica casi 70 años después fue un hecho histórico. Pero el partido resultó ser casi clandestino en Euskal Herria ya que ETB no lo emitió en directo. No obstante, los seleccionados volvieron a demandar la oficialidad sin tapujos.

En otoño de 2007, los futbolistas acordaron con la FVF que el equipo adoptase la denominación de Euskal Herria para jugar ante Catalunya. Previamente, las calles de Bilbo presenciaron una marea en favor de la oficialidad y La Catedral vivió una jornada mágica. Sin embargo, 12 meses más tarde la imposición del nombre de Euskadi, contra la voluntad de los jugadores, ha querido borrar una imagen que hoy se volverá a repetir.