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Las instituciones vascas siguen apoyando a la industria militar

El colectivo antimilitarista Gasteizkoak ha sacado a la luz la «hipocresía infinita» de las instituciones vascas en torno a la industria militar, a la que siguen apoyando con subven- ciones millonarias. El libro «Mercaderes de la muerte made in Euskadi; la industria militar en Euskal Herria» hace una exhaustiva radiografía del negocio de las armas en este país.
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I.B. |

Más allá de la «pose pacifista» y políticamente correcta en la que se escudan, la realidad es que en la última década las instituciones de la CAV han impulsado el mercado armamentístico mediante subvenciones millonarias y, por el contrario, no han dado ningún paso para acabar con una industria, la militar, que en Euskal Herria mueve 600 millones de euros.

Ésta es una de las conclusiones que se extrae del libro «Mercaderes de la muerte made in Euskadi; la industria militar en Euskal Herria», un extenso trabajo elaborado por el colectivo antimilitarista Gasteizkoak y que constituye una pormenorizada radiografía de la situación actual de la industria armamentística vasca.

Imanol Olabarria y Antonio Escalante, en representación de Gasteizkoak, explicaron en la presentación del libro, el martes, que «en la última década han cambiado muchas cosas; ahora se produce menos armamento y se trabaja más en los campos de la aeronáutica y la ingeniería militar pero, en realidad, el peso de la industria militar vasca dentro del Estado es prácticamente el mismo».

«Hipocresía infinita»

Además de denunciar la «hipocresía infinita» de las autoridades vascas en política armamentística, desde este colectivo censuraron también la actuación de las centrales sindicales que «anteponen los puestos de trabajo a la solidaridad con los pueblos que padecen las guerras», criticaron la «obscenidad de las subvenciones y ayudas oficiales a estas empresas» -citaron como ejemplo a SAPA, que entre 2004 y 2007 recibió siete millones de euros-, y cargaron contra la «larguísima lista de bancos y cajas de ahorro que invierten en armamento», entre las que citaron a BBVA, BSCH, Banco Guipuzcoano, BBK, Kutxa, Caja Vital, Caja Laboral y Caja Navarra.

Asimismo, criticaron la participación de universidades y centros de investigación profesional en programas de investigación de sistemas de armamento y material militar. «Sólo en la medida que sepamos asumir la implicación que tiene la industria militar vasca en las distintas guerras conseguiremos darnos cuenta de lo necesario e inaplazable de su desaparición, ya que quien no abogue por esta desaparición estará colaborando, pasiva pero necesariamente, con los mercaderes de la muerte», valoraron.

85 empresas en Euskal Herria

En las más de 300 páginas del libro se hace un repaso de las actividades y características de 85 empresas de Euskal Herria -19 en Araba, 32 en Bizkaia, 24 en Gipuzkoa, 2 en Nafarroa y 8 en Ipar Euskal Herria- ligadas de alguna manera a la industria armamentística, así como de las implicaciones de diversos estamentos sociales en su desarrollo. El volumen de negocio alcanza los 600 millones de euros y emplea a tres mil personas.

Según explica Gasteizkoak, en los últimos años «se han puesto en marcha numerosos Centros y Parques Tecnológicos, Fundaciones de Investigación, Clústeres y todo tipo de programas de inversión y financiación que han permitido el despegue del sector, potenciando programas como el Avión de Combate Europeo, el Avión Europeo de Transporte Militar y el Helicóptero Europeo de Combate».

Asimismo, apuntaron que, junto al sector aeroespacial que en importancia está desbancando al tradicional sector de explosivos y armas, es destacable la entrada de empresas vascas en el segmento de los misiles, y que también empieza a emerger el sector de «seguridad».

aeroespacial

Según explica el colectivo antimilitarista Gasteizkoak, el tradicional sector de explosivos y armas de fuego ha dejado paso a empresas más especializadas del sector aeroespacial militar.

misiles

Asimismo, junto al sector aeroespacial, es destacable la entrada de empresas vascas en el segmento de misiles, de mano de empresas como SENER, OESÍA o TECNOBIT, y también empieza a emerger el sector de «seguridad».

Las relaciones entre la clase política y las empresas de armamento

El libro editado por Gasteizkoak y Zapateneo Kultur Elkartea dedica un capítulo específico a analizar las «numerosas» relaciones entre la clase política y las empresas de producción militar.

A modo de ejemplo se puede citar que Pedro Morenés, que fuera secretario de Estado de Seguridad del Gobierno del PP -también fue de Ciencia y Tecnología-, ha pasado a formar parte del Consejo de Administración de SAPA. O que Ricardo Martí Fluxa, también ex secretario de Estado de Seguridad, además de otros cargos con el Gobierno de Aznar, es presidente de ITP. O los casos de Aernova, It Deusto y Tecnobit, en cuya dirección figura el ex secretario de Estado Miguel Ángel Feito Hernández. I.B.

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