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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Las primeras reacciones

Una ya lo barruntaba, pero la verdad sea dicha, me he sorprendido de la falta de pudor de algunos editorialistas que ayer, ante la presentación de las listas en la CAV, protagonizaban un striptease un tanto patético.

Según el escribiente de Vocento en «Abc», «una vez más los proetarras han planteado un órdago al Estado de derecho promulgando candidaturas para los comicios vascos. Ayer se publicaron las listas con los candidatos de Askatasuna y 3DM, algunos de los cuales tienen nítidas vinculaciones con partidos ya ilegalizados». Ya lo saben, presentarse a unas elecciones es un órdago al Estado de Derecho. ¡Tiene bemoles la cosa!

Y, por delante del fiscal, desfila el editorialista asegurando que «se trata, pues, de marcas negras». Lo de los matices cromáticos no es muy compatible con la cosa democrática, ¿verdad?

No sólo se le antoja un órdago al Estado, sino que «el nuevo intento de los herederos de Batasuna de estafar a la democracia está servido».

Concluye poniéndole las cosas claras al Gobierno de ZP: «el Gobierno no debe cometer ahora el imperdonable error que en su momento fue regalar alcaldías a ANV. No será un mérito del Gobierno la impugnación de estas listas; antes al contrario, fue un demérito dar carta blanca a ANV porque `lo aconsejaba la jugada'. Todavía hoy la democracia lo está pagando y debe resarcirse impidiendo de una vez por todas que los proetarras estén en las urnas». O sea que las alcaldías las «regala» el gobierno de turno y no la ciudadanía votando a las opciones que crea conveniente. ¡Qué curiosa democracia!

Y casi calcados los argumentos, en «La Razón» aseguran que «mientras Askatasuna ha optado por incluir a candidatos anónimos, D3M no ha querido maquillar su abierto desafío al juez Garzón» al situar en cabeza a Amparo Lasheras, que, recuerda, «está en prisión tras la última operación contra la banda dirigida por el propio Garzón». Se le olvida al indocumentado escribiente que Amparo está en prisión, precisamente, por tratar de ejercer el derecho universal a elegir y ser elegida. Pero, bueno, aquí parece que no está vigente ese derecho.

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