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La elite de Davos se prepara para la reacción social contra el capitalismo

El Foro Económico de Davos cerró ayer la edición más pesimista de su historia más preocupada por las reacciones sociales contra el sistema capitalista que pueda generar la crisis económica que por afrontar los problemas que causará en el empleo, con previsiones de hasta 50 millones de parados más en todo el mundo. Las elites económicas y políticas insistieron en defender las recetas del libre mercado.

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El fundador del Foro Económico Mundial, que se ha celebrado en la localidad suiza de Davos, Klaus Schwab, afirmó ayer que, sin duda, esta edición ha sido la más oscura desde el punto de vista económico pero quiso aportar un contrapunto optimista apelando a la capacidad para salir de la crisis.

Los jefes de Estado, ministros de Finanzas, gobernadores de bancos centrales, dirigentes empresariales,-en total unos 2.500 asistentes-, que se han reunido en la estación alpina no dudan de que la crisis económica, originada por la crisis financiera anterior, tendrá consecuencias sociales y también políticas.

En el Foro Económico Mundial ha quedado claro que las reducciones de empleos van a ser inevitables, por lo que la elite política y económica se prepara para las reacciones sociales contra el capitalismo.

Paro y empleo precario

La pasada semana se conoció el recorte de unos 150.000 empleos en grandes empresas internacionales. La OIT baraja la cifra de que la crisis global podría dejar 50 millones de nuevos desempleados en todo el mundo, llegando a un total de 230 millones y aumentando también el empleo precario, de forma que el número de trabajadores que no ganan más de dos dólares al día puede aumentar hasta alcanzar los 1.400 millones, un 45% de todos los empleados mundiales. Asimismo, si se cumplen las peores predicciones, el número de personas con empleos vulnerables alcanzará al 53% de la población activa mundial. Por ello, la OIT reclama que «al mismo tiempo que toman medidas para luchar contra el descalabro del sistema financiero, sería necesario que también establecieran mecanismos para luchar contra la pobreza, y en especial contra el desempleo que la provoca».

Sin embargo, al atención de los participantes en el Foro ha seguido centrada en las ayudas al sistema financiero y en la receta de la apertura de mercados.

Las mismas recetas

La ministra de Economía, Finanzas y Empleo francesa, Christine Lagarde, consideró que muchos contribuyentes presionan a sus gobiernos para asegurar que los impuestos que pagan beneficien a sus propios países. Lagarde hizo hincapié en que los líderes políticos deberán esforzarse en convencer a los contribuyentes de que con sus impuestos hay que rescatar el mercado global, el comercio libre y a grandes multinacionales.

El consejero delegado de la petrolera Royal Dutch Shell, Jeroen van der Veer, también se resiste a cambiar las políticas capitalistas y afirmó que «nadie quiere volver al comunismo, ni al exceso de regulación de los años sesenta y setenta y por ello hay que reaccionar rápidamente». La canciller alemana Angela Merkel propuso la creación de un Consejo Económico de Naciones Unidas, similar al Consejo de Seguridad, pero para supervisar los mercados. Merkel tampoco renuncia a su modelo y consideró que lo que ha fracasado ha sido el capitalismo anglosajón, proponiendo «la economía social de mercado alemana» como modelo para un futuro sistema financiero internacional. El primer ministro británico, Gordon Brown, afirmó que sólo medidas coordinadas internacionalmente pueden dar resultado. A diferencia del año pasado, el Foro ha reconocido que las economías emergentes, aunque no participaron en los excesos que han generado la crisis, van a sufrir igualmente las consecuencias. Y ahí reclaman de nuevo protagonismo y recapitalización el FMI y el Banco Mundial para «ayudar» con sus préstamos a los países que no pueden aplicar planes de expansión financiera.

más parados

El Foro ha dejado claro que las reducciones de empleo serán inevitables. La OIT prevé que la crisis produzca 50 millones de parados más y reclama que no sólo se apoye al sistema financiero sino que se creen mecanismos para luchar contra la pobreza y el desempleo.

mirando al G-2s

El Foro de Davos ha puesto muchas expectativas en la reunión que los países del G-20 (ricos y «emergentes») mantendrá en Londres a comienzos de abril, en la que se deberá definir el esqueleto del nuevo sistema financiero global.

Los sindicatos critican que el Foro haya ignorado el empleo

Los sindicatos han criticado con dureza al Foro de Davos por haber ignorado la «bomba de relojería» del paro. Sharan Burrow, que preside la Confederación Sindical Internacional, afirmó que «la opinión dominante es que estas crisis es sólo financiera. Lo que la gente no entiende es que estamos sentados sobre «una bomba de tiempo social. ¿Dónde están las rectificaciones, los mea culpa, la voluntad de poner un poco de moralidad y de decencia en este sistema?» se preguntó. En su opinión, si se comprendiera bien el impacto de la crisis, «se oiría a todo el mundo decir `empleos, empleos, empleos'».

Entre los 2.500 participantes de Davos, cree que «se pueden contar con los dedos de las manos los que verdaderamente han hablado del impacto real de la crisis mundial». Burrow interpeló en los debates a grandes empresarios. Preguntó al presidente del banco británico Barclays, Marcus Agius, sobre los ingresos astronómicos de los banqueros que demandan el rescate público. Agius los justificó con la necesidad de remunerar los riesgos. En otro debate pidió que los asalariados sean escuchados en cuanto a protección social y del medio ambiente en el marco de un acuerdo sobre el comercio mundial. GARA

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