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«La sanción a Hiru sienta precedente para poder atacar las libertades sindicales»

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Estitxu Ugarte
Portavoz del sindicato de transportistas autónomos Hiru

Que el sindicato de transportistas Hiru recomendara una subida de tarifas en plena escalada de los precios de los carburantes para poder trabajar en condiciones dignas puede suponer una sanción que obligue a la central sindical a desaparecer. Su portavoz, Estitxu Ugarte, ve incomprensible esta medida del Servicio de Defensa de la Competencia si no es por perseguir un modelo de transporte determinado.

Pablo RUIZ DE ARETXABALETA |

«Sin pies ni cabeza» es la definición que la portavoz del sindicato Hiru, Estitxu Ugarte, hace del expediente sancionador abierto contra esta central por el Tribunal Vasco de la Competencia y que puede acarrear una sanción de entre 500.000 y 10 millones de euros, y, en consecuencia, la desaparición de Hiru. A su juicio, lo que se quiere atacar es la revindicación de unas condiciones dignas de trabajo para los transportistas y el derecho sindical a la defensa de un colectivo de trabajadores.

El Servicio Vasco de Defensa de la Competencia entiende que recomendar una subida de tarifas vulnera la ley y se acoge a que se utilizó esta palabra, «recomendar,» en una rueda de prensa de hace un año, una palabra que puede salir muy cara a Hiru.

No es sólo utilizar una palabra sino, sobre todo, la reivindicacións. Lo que nos ha salido caro es revindicar condiciones dignas de trabajo para los transportistas autónomos de este país.

Ustedes vinculan este expediente a una voluntad concreta de atacar a un modelo de transporte y no a un problema de competencia.

Se ha cogido el rábano por las hojas y se ha utilizado una palabra para poner en cuestión un modelo de transporte que es el que ha venido defendiendo Hiru desde que nació: un modelo de transporte digno, que cobre el precio justo por sus servicios y en el que el transportista sea una persona que trabaje sin matarse en la carretera y sin matar a los demás. El expediente no sólo ataca a ese modelo que defiende Hiru, sino también a la libertad sindical, la libertad de un sindicato como Hiru para poder hacer ese tipo de reflexiones.

¿Por qué achacan al Gobierno de Lakua ese interés en atacar ese modelo de transporte?

Es que, si no, el expediente no tiene otra razón de ser. Si lo vemos como ataque al modelo de transporte y a la libertad sindical es la única manera de entender cómo se abre un expediente que puede acabar con el cierre de un sindicato por una rueda de prensa. Es incomprensible. Es que no cabe en la cabeza de nadie que por una rueda de prensa se pueda abocar a un sindicato al cierre y, además, a que nueve personas que en su vida lo único que han hecho es trabajar por el sector puedan ser embargadas.

¿Creen que pretende ser una sanción ejemplar?

Es una forma de sentar precedente. Las declaraciones que hizo el presidente del Tribunal Vasco de Defensa de la Competencia al decir que «las libertades sindicales tienen límites» van por ahí. Con el expediente a Hiru se abre un precedente para poder seguir atacando las libertades sindicales y los derechos de los trabajadores asalariados y autónomos.

¿Han hablado con el Gobierno de Lakua, del que depende el Servicio de Defensa de la Competencia?

Hemos tenido unas seis o siete reuniones en este último año con el Departamento de Transportes. Ellos son conscientes de lo que está pasando pero dicen que no tienen mano. Entienden nuestra postura, les parece incomprensible y una barbaridad que nos hayan abierto este expediente por una rueda de presa y por hacer nuestro trabajo, pero nos han dicho que poco pueden hacer. Lo que hacen es escudarse en que el Tribunal Vasco de Defensa de la Competencia es un órgano independiente. Creemos tanto en la independencia del Tribunal Vasco de la Competencia como en el Espíritu Santo, porque un órgano que lo crea el Gobierno vasco, cuya ley la crea el Gobierno vasco, y que el propio Gobierno vasco decide por dónde tiene que ir y por dónde no, de independencia tiene bastante poco. Además el Tribunal depende de Hacienda, que parece de Primera División, mientras que el Departamento de Transportes, excepto para el Tren de Alta Velocidad, es de Segunda B.

Ustedes vinculan también esta situación que se crea en torno a la libre competencia a un determinado modelo económico.

Sí, porque el actual sistema necesita un transporte barato. Si para hacer unos zapatos hace falta que el zapato se haga en Francia, la suela en Portugal, los cordones en Rumanía y la caja en España, para que a las empresas les salga más rentable ese sistema que hacer todo el zapato en Miranda de Ebro, necesitan un transporte lo más barato posible, que haga que todos esos viajes no supongan un costo inasumible. Si es este el sistema económico que queremos y que se quiere impulsar desde las administraciones es impepinable que el transporte debe ser lo más barato y lo más precario posible. Ese transporte barato y precario va totalmente en contra de la sociedad, porque un señor que conduce un camión durante un montón de horas sin comer bien, sin descansar convenientemente, sin dormir bien, sin arreglar su camión, sin pasar por el taller, es un peligro público para él mismo, porque está arriesgando su vida, y para el resto de la sociedad, porque está poniendo en peligro a todas las personas que utilizan las carreteras. Pero parece que ése es el sistema que se quiere.

El pasado sábado Hiru celebró una asamblea de afiliados para tratar este tema. ¿Qué sensaciones mostraron los transportistas?

La gente no se cree que esto pueda ser así. Que una rueda de prensa pueda desembocar en semejante sanción. Y está indignadísima, con un enfado generalizado entre todos los transportistas del sindicato y de otros sindicatos y agrupaciones, y también de otros sindicatos de clase contra este tipo de medidas.

 

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