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Raimundo Fitero

Fusiones

Cuando desde el gobierno del reino de España se proponen ampliar las posibilidades de entendimiento entre las «editoriales televisivas», para que se puedan fusionar, a quienes llevamos décadas mirando este fenómeno y sus avances sociales, de audiencias y tecnológicos, nos provocan unas sacudidas internas que nos dejan en la más absoluta confusión. Fusiones o confusiones, este es el dilema actual.

En Francia las televisiones de titularidad pública han dejado de emitir anuncios. O lo hacen de manera muy restringida. Es una de las medidas tomadas para dejar el pastel publicitario más asequibles a las empresas privadas, aunque se disfraza como una suerte de regeneración de los fundamentos de los entes públicos de comunicación audiovisual. Esto último sería lo ideal y parece muy necesario reformularse los contenidos de estas cadenas, su funcionalidad y su propia institucionalización. Ya se sabe la postura de algunos: que desaparezcan. Esa sería una buena idea, que se conviertan en una pantalla útil semejante a lo que proporcionan los servicios meteorológicos y poco más.

En el espacio televisivo estatal, las cadenas generalistas privadas, después de ganar mucho dinero, ahora ganan menos y, como todos, reclaman al Estado medidas para seguir ganado lo mismo. La disminución general de publicidad se cifra en un 15%, lo que es mucho y con previsiones de mayor bajada en este año que las coloca al borde la inviabilidad, a lo que se añade el crecimiento de cadenas a las que tenemos acceso y que serán muchas más dentro de un año cuando se produzca el apagón analógico. Además, por si fuera poco, la primera estatal está liderando las audiencias y los ingresos por publicidad, lo que todo contribuye a esta sublevación de las privadas.

Con una reglamentación a desarrollar con urgencia, con limitaciones accionariales y con referencia a la audiencia ponderada para que no se puedan absorber del todo, ni que queden menos de tres cadena diferenciadas, se propicia la fusión, es decir se atiende al capital, a las empresas, al negocio y se olvidan de nosotros, los dueños del mando. Peor para ellos, tenemos muchísimas más soluciones en otras pantallas.

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