En su análisis, que supera abiertamente la clave electoral, Otegi enciende las «luces largas» para constatar que «han dejado fuera del Parlamento en Vascongadas a la izquierda abertzale pero, de ninguna manera, fuera de la lucha por un cambio político y social para el conjunto de Euskal Herria en la senda independentista y socialista». Y en los primeros pasos de ese camino ubica la gran importancia de los votos ilegalizados, «votos de oro», que mañana se depositarán en las urnas como «inversión para construir la esperanza de la mayoría de la sociedad vasca».

Sus congéneres -Llera, Edurne Uriarte (telefónicamente)- van a reunirse este domingo en un céntrico hotel madrileño junto a personajes como Rosa Díez y Mayor Oreja para proceder, si se confirma un triunfo que dan por seguro, al reparto de prebendas, y para ocupar -ellos en concreto- los cargos de responsabilidad de las políticas cultural y universitaria del Gobierno Vasco entrante