El calendario baloncestístico no entiende de descansos, y con el de ayer, el Baskonia ha jugado 5 partidos en 10 días; contando todos ellos por victorias. Pero aparte de esa falta de relax, el basket tampoco hace demasiado caso al pasado. Faltaban 20 minutos para el inicio del encuentro; los jugadores calentaban, los aficionados empezaban a llegar, y en medio de la cancha estaba la recién conseguida Copa. Pero eso ya es historia, como bien dijo Ivanovic. El futuro es el único concepto que funciona en el deporte de élite, y el más próximo del Baskonia pasaba por vencer al Cajasol.

Pedro Martínez intentó plasmar en la cancha un difícil tablero de ajedrez, y sus intenciones tácticas no eran malas. Lo que sucede es que esos planes no tenían continuación entre sus jugadores. Si bloqueas a Rakocevic en tercera velocidad, y él te supera porque va en quinta, no es sólo que Rako se ha quedado con un tiro cómodo. Es que la defensa ha quedado desequilibrada. Y eso sucedía constantemente. Cierto es que, sobre todo por el acierto de 3, el Cajasol aguantó el tirón durante mucho tiempo del choque. Pero en pocos momentos daba la sensación de agobiar demasiado al conjunto gasteiztarra.

Después de un mal primer cuarto, en el segundo, con la incorporación de los jugadores de «banquillo», el Baskonia logró una gran renta. Tras el descanso, el Cajasol, gracias al acierto de Miso y del recién llegado Tucker, y con aisladas zonas que ahogaban al Baskonia, logró acercarse hasta el 83-74, que no fue más que una ilusión para los hispalenses. El Tau volvió a apretar las tuercas, y el triunfo se quedó en Gasteiz.