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Eszenak

El ocho de marzo se sube a los escenarios

Josu MONTERO | Escritor y crítico

Poco antes del famoso portazo, Nora le dice a su estupefacto y patético marido y buen burgués que, tras tantos años de sacrificarse y anularse por los demás -padre, marido, hijos-, ha llegado al convencimiento de que ha de vivir su propia vida y no la de otros. Hablamos de finales del XIX, anteayer. El escándalo provocado por «Casa de muñecas» fue mayúsculo. La propia actriz que iba a interpretar a Nora se negó a representar aquel final, esa mujer que toma las riendas de su vida, abandona a la familia ¡y se va de rositas! El dramaturgo debió atemperar la cosa. Cuando las sufragistas le felicitaron, Ibsen negó ser feminista: no hablaba tanto de la mujer sino de libertad y de la hipocresía burguesa. Anteayer. Después vino la Habitación propia de Woolf y el Segundo sexo de Beauvoir y el postfeminismo. Pasado mañana es 8 de marzo y nuestros teatros se llenan de obras de celebración y/o reivindicación, la mayoría divertimentos que buscan aprovechar el tirón comercial de la fecha. Quizá, ojalá, haya excepciones.

El próximo fin de semana, y con el regreso a la dirección de Ramón Barea, se estrena en el Arriaga «Emma», pieza de abierto teatro político escrita por Howard Zinn a mediados de los 70 en la que asistimos a la vida de la anarquista norteamericana Emma Goldman, infatigable luchadora por los derechos de mujeres y trabajadores, que acabó siendo expulsada de su país. Barea advierte de sus intenciones: «Parece que cualquier acción que se salga del protocolo de la democracia, del gesto de votar, sea hoy antiestético. Hoy sólo hay slogans. Faltan ideas que muevan al mundo». Ideas y acciones. La editorial Hiru, de la recordada Eva Forest, publicó esta obra en 2001.

El 6 y 7 en el Barakaldo Antzokia: «Lo que ellos ignoran de ellas», las miserias sexuales del macho según la guionista Yolanda García Serrano. El 8 en el donostiarra Antzoki Zaharra: «Maniquíes»; Ernesto Caballero hace que cinco maniquís de la planta de moda del Corte Inglés cobren vida nocturna. En el mismo escenario, pero mañana, el universo femenino de Chejov versión Veronese en «Espía a una mujer que se mata». El 7 y 8 en la ENT el vibrante monólogo de una mujer insomne en «Crónica de la noche abierta». Ayer y hoy en el Principal de Gasteiz una obra de una mujer, Yasmina Reza, dirigida por otra, Tamzim Towsend: «Un Dios salvaje». El martes 10 en las Jornadas de Eibar: «Mujeres», unión de dos piezas del inefable tandem Darío Fo / Franca Rame. Hoy mismo en el Social de Basauri, otra hembra, pero ésta de cuatro patas, desata un conflicto morrocotudo en «Ahuntza edo nor da Sylvia?», de Edward Albee a cargo de Txalo. Y aún faltan. El 21 y 22 en el Victoria Eugenia de Donostia: «Mujeres de Lorca», el gozo y el dolor de seis heroínas lorquianas en versión de la Compañía de Danza Flamenca de Carmen Cortés. Del 20 al 22 también en Donostia, pero en el Antzoki Zaharra, Vaivén estrena «El club de las mujeres invisibles», seis historias de otros tantos variopintos autores unidas por la noche, el calor de los tragos y el jazz en directo de Iñaki Salvador. Y por fin volvemos al principio: el 27 y 28 en el Gayarre de Iruñea: «Casa de muñecas».

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