Desde 1983, 25 años han tardado los responsables del Ayuntamiento de Bilbo en ejecutar unas pequeñas actuaciones reivindicadas por el vecindario para tratar de evitar los efectos de las aguas torrenciales en las calles de Rekalde y Peñascal.

Operarios municipales han instalado, por ejemplo, en las últimas semanas varios pasos con rejillas en cada bajante de los barrios de Artazu Behekoa, Uretamendi e Iturrigorri para que recojan los caudales de las escorrentías de esa vertiente del macizo de Pagasarri y los encaucen directamente al río Elgera.

Aunque esta intervención tiene su importancia, las pistas forestales monte arriba no disponen todavía de un adecuado mantenimiento y limpieza periódica, según vienen denunciando vecinos y ecologistas. Éstos reivindican una pequeña reforma de las cunetas para que ayuden a canalizar las aguas no sólo a la vertiente del Elgera sino también a la de Bolintxu y disminuya así el peligro de que, en caso de producirse lluvias torrenciales, éstas arrastren con toneladas de piedras, tierra y ramajes, como viene sucediendo en los últimos años.

Los afectados apuestan por dotar a las canalizaciones de más profundidad y con arquetas en su recorrido para así evitar que el agua se salga. Argumentan que, por ejemplo, en la cuesta que baja de Uretamendi y confluye en la calle Iturrigorri, las aguas pueden bajar a tal velocidad que podrían saltar por encima de las rejillas que se han instalado recientemente.

Hasta que se ha acometido la colocación de las rejillas, sólo se había actuado en el interior de la cantera del Peñascal, construyendo encauzamientos mínimos para así salir del paso y evitar las protestas de los vecinos, principalmente del barrio del mismo nombre. En 25 años, tras las inundaciones del pasado 27 de enero, es la primera vez en que el Consistorio se toma en serio el tratar de remediar los efectos de las lluvias torrenciales, aunque sin saber los resultados que van a dar.

Además, se están encauzando los arroyos que bajan de la Fuente del Soldado y del abrevadero de Arraitz, con represas de hormigón mayores que las actuales y conducciones de hasta 800 milímetros de diámetro que cruzan bajo la carretera de Arraitz.

También se está reforzando con un tubo de acero inoxidable donde irá la conexión de la salida del depósito de Elejabarri, el principal de la red municipal de Bilbo, y que quedó debilitada por los corrimientos de tierras originados por las lluvias; las zapatas que sujetan las conducciones estaban casi al aire. Ahora, se ha construido un gran cubo de hormigón en la calle Altube sobre el que se apoyarán los tubos instalados el año pasado y se empalmarán los de acero inoxidable que se están soldando.

En menos de un año, en ese punto, se han colocado cuatro tubos de 900 milímetros de diámetro, dos de los cuales quedarán anulados apenas se han instalado. De hecho, en la actualidad, se está abasteciendo agua con un solo tubo de los dos de que dispone, ya que uno ha sido cortado para empalmarlo.

Estos trabajos, según fuentes municipales consultadas por GARA, tenían que estar finalizados, aunque la inestabilidad del terreno ha sido la causante del retraso y de la construcción del sarcófago de hormigón.