GARA > Idatzia > Iritzia > Kolaborazioak

Juan Mari Zulaika informático

¿Dejará Patxi que se le monte el PP?

¿Por qué hacer favores a un PNV que no reaccionó ni a tiempo, ni como debía, contra las ilegalizaciones? Ahora le toca llorar lo que no ha sabido defender como hombre Allá Patxi, si por estrenar Ajuria Enea, prefiere que se le suba el PP a la chepa, donde habrá de esconder la vergüenza de su particular kit de mentiras: transversalidad, vasquidad, el cambio

De ninguna de las formas ha ganado el PSE-EE en las elecciones, ni en volumen de votos ni en el número de escaños. Han quedado sensiblemente por debajo de los pronósticos. Ni siquiera la suma de los votos de los tres partidos constitucionalistas, PSE-EE, PP, UPyD, alcanzan la suma que obtienen los partidos nacionalistas, menos aún si incluimos los votos nulos a D3M, que juntos suman el 60% del total. Nada más falso, por tanto, que el socorrido argumento de los españolistas de que los dos polos en Euskadi se reparten al 50%. Ahora, como antes, las urnas conceden una mayoría holgada a los nacionalistas.

Tras el fracaso del frente españolista de 2001, los dos partidos centralistas crearon al alimón la Ley de Partidos, que había de servirles como el deus ex machina dotado de todos los medios represivos y judiciales, para anular al contrario con la ilegalización de su prensa y de todos sus movimientos y partidos. Los jueces plenipotenciarios de Madrid retiran, en vísperas de la partida, los alfiles abertzales. Sin la anulación de EHAK, de D3M y de Askatasuna, los de Patxi ni ensayarían el «ari-ari lehendakari». Hubiera bastado que Batasuna hubiera dirigido tácticamente sus votos, por ejemplo, a EA. La trampa de Madrid habría fracasado, Patxi con un palmo de narices y nos habríamos ahorrado las estériles polémicas sobre el cambio de inquilino. Pero, ¿por qué hacer este favor a un PNV que no reaccionó ni a tiempo, ni como debía, contra las ilegalizaciones? Ahora le toca llorar lo que no ha sabido defender como hombre.

Si no lo remedia Zapatero, el PSEE-EE obtendrá la investidura de manos del PP. La victoria se la da, pues, el PP, su directo enemigo. Por eso la victoria es de Patxi+Basagoiti. Allá Patxi, si por estrenar Ajuria Enea, prefiere que se le suba el PP a la chepa, donde habrá de esconder la vergüenza de su particular kit de mentiras: transversalidad, vasquidad, el cambio. El PP no le va a regalar la investidura por guapo. Si no son las consejerías, serán las diputaciones, o será la ETB, o lo que sea, cosa fina. El hecho es que le va a someter a un control asfixiante, mayor al que sufre Zapatero en las Cortes. Esta apuesta añadirá otro fracaso al Gobierno Zapatero en su política autonómica de acuerdos con los nacionalistas. El PP gana en Galicia y en Euskadi se constituye en virrey. Se escenifica aún mejor lo que tiene de colonial el gobierno autónomo.

Todo esto será así, si los socialistas no enmiendan su complejo de inferioridad que les lleva a confundirse de objetivo: el nombramiento de lehendakari o gobernar con base social. La investidura es sólo un preámbulo, un previo. No vale la pena hipotecarse por él sin asegurar la gobernabilidad, a no ser que hagas oposiciones para farolín. Los resultados electorales socialistas seguramente han tocado techo. No tiene mucho sentido jugarlo todo a la baza de una arrogante investidura a manos del enemigo.

Les queda otra fórmula, la de entenderse con el PNV. Comparativamente, tal enlace quizá sea menos antinatural que el arriba descrito. Exigiría, eso sí, la cabeza de Ibarretxe. El partido recompensaría a éste con un retiro dorado y buscaría el Ardanza de turno. Esta fórmula no sólo es posible, sino que se impondrá a más corto que largo plazo, pues es el que mejor asegura el sistema actual, tal cual, en lo político como en lo social. Nada nuevo, por otra parte. La coalición de gobierno con los socialistas funcionó ya hasta que fracasó, desde 1986 a 1998. También entonces cayó una cabeza, la de Carlos Garaikoetxea. Debe ser la especialidad del PSEE-EE.

¿Traería hoy esta coalición algún cambio? Ni siquiera alcanzarían a reeditar una versión más restrictiva del fracasado Pacto de Ajuria Enea y en absoluto profundizarían para nada en el desarrollo del Estatuto actual. Y así será mientras no se reconstruya una izquierda abertzale y social, que acumule fuerzas y haga política, más allá de la resistencia numantina.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo