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Una veintena de resaltos en siete kilómetros enfrentan a Artziniega y Gordexola

Cruzar el pueblo vizcaino de Gordexola es desde hace unos meses un calvario para conductores y un respiro para peatones. Veinte resaltos en siete kilómetros de carretera enfrentan a dos municipios vecinos.
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Joseba VIVANCO |

El corredor del Cadagua abierto desde Sodupe a Bilbo el año pasado fue un alivio para los vecinos de la localidad alavesa de Artziniega, que evitaban así, como la mayoría de pueblos vizcainos de Enkarterri, las caravanas y demoras de ida y vuelta a la capital bilbaina. Pero hace cuatro meses, el Ayuntamiento de Gordexola, municipio que inevitablemente deben cruzar sus vecinos alaveses, decidió sembrar de `obstáculos' los siete kilómetros de vía que discurren a lo largo de su núcleo urbano, para minorar la velocidad de los vehículos, por encima de la que marcan las señales.

Nada menos que veinte resaltos -en muchos de los cuales hay que parar casi el coche- que son el quebradero de cabeza de quienes usan a diario esta carretera y de los cientos de vizcainos que cada fin de semana peregrinan hasta sus segundas residencias en destinos como Medina de Pomar o Villarcayo.

Hoy, a las 19.30, decenas de vehículos volverán a partir, por tercera vez, desde Artziniega para dirigirse en caravana, y a paso lento, hasta Gordexola. Esta vez no darán la vuelta y regresarán, sino que antes llevarán a cabo una concentración frente al consistorio vizcaino.

Una iniciativa que se produce después de que hace unos días, decenas de indignados vecinos se llegaran a concentrar frente a la Diputación de Bizkaia, que, de momento, da largas a la queja.

Ni las conversaciones de estos usuarios con el alcalde de Gordexola, ni siquiera las reiteradas exigencias a su colega por parte de la propia alcaldesa de Artziniega, han dado resultado hasta ahora. El Ayuntamiento vizcaino se mantiene firme, alega que la medida responde a una histórica demanda de sus vecinos hartos de las velocidades de los coches -recuerdan la muerte de algún peatón- y su último argumento es que ha solicitado financiación para ejecutar un vial paralelo a la carretera, por el que la gente pueda caminar sin el peligro de los coches.

Pero en Artziniega no se fían, insisten en calificar la colocación de resaltos como de ilegal y exigen la inmediata eliminación y adopción de otras medidas menos perjudiciales, como la colocación de radares, como se ha hecho en otras localidades que son atravesadas por una carretera principal.

Incomodidades y daños

El hecho es que si bien muchos vecinos de Gordexola han mostrado su comprensión con la demanda de los residentes en Artziniega, otros tantos defienden la actuación de su alcalde y los cruces de declaraciones entre alaveses y vizcainos van en aumento. Como crece el malestar que de quienes a diario o esporádicamente deben cruzar este calvario de resaltos.

Las quejas no sólo tienen que ver con la incomodidad, sino también con los problemas en los vehículos, además de los relacionados con el transporte urbano o las ambulancias. «Es un abuso y una tomadura de pelo», denuncian desde Artziniega, donde seguirán con la protesta.

vía municipal

Para proceder a la colocación de los resaltos -hasta cinco en apenas un kilómetro-, el Ayuntamiento de Gordexola ha adquirido a Diputación los derechos de la carretera al paso por su municipio

ilegales

Desde Artziniega se tacha de «ilegal» la instalación de tantos elementos porque se dice que no se ajustan siquiera a la normativa, pero la Diputación vizcaina, de momento, se lava las manos.

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