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El polvorín del cáucaso

«Ya advertimos del peligro de extensión del conflicto al resto de repúblicas norcaucásicas»

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Oksana Chelisheva
Periodista

Chelisheva es periodista rusa de «Novaya Gazeta», directora de la Agencia de Información Ruso-Chechena y subdirectora de la Sociedad de Amistad Ruso-Chechena (SRCF). En 2006 las autoridades rusas clausuraron la SRCF, que opera desde la vecina Finlandia, donde está exiliada.

¿Tiene intención de volver a Rusia?

No tiene sentido volver. Yo y muchos de mis compañeros periodistas de Nizhni Novgorod recibimos amenazas, pero no son amenazas ante las que se pueda recurrir ante un tribunal.

¿De qué tipo de amenazas se trata?

Hablamos de amenazas lanzadas por bandas criminales de carácter extremista y la única forma que tenemos de luchar contra estas organizaciones es ejerciendo presión informativa y denunciándolas. Afortunadamente, en Nizhni Nóvgorod tenemos la situación controlada, sólo hemos sufrido casos de intimidación y detenciones injustificadas. Gracias a la presión informativa y a acciones cívicas, mis compañeros no han sido víctimas de asesinatos, a diferencia de los periodistas que ejercen en Moscú u otras regiones.

¿Cómo ejercen esta presión?

Le pondré un ejemplo: hace pocos días, en Nizhni Nóvgorod, uno de los miembros de la coalición La Otra Rusia fue detenido de forma injustificada y secreta. Gracias a una campaña de presión de llamadas telefónicas a todas las instancias de la ciudad, conseguimos evitar que fuera procesado y la fiscalía le dejó libre.

¿Se puede hablar de apoyo popular al movimiento opositor?

La oposición está creciendo. Prueba de ello es el ejemplo anterior, una tendencia presente en toda Rusia. El Gobierno comete un grave error, el uso de la represión y la violencia sólo consiguen poner al pueblo en su contra. Cuanta más presión ejerzan, más oposición encontrarán.

¿Vivir en el exilio la mantiene alejada de lo que sucede?

No, al contrario, tengo contactos con miembros de la oposición, concretamente con Kasparov y La Otra Rusia. Además, el pasado 15 de marzo la oposición al Gobierno constituyó un Parlamento alternativo en Nizhni Novgorod, que me eligió como miembro de la Presidencia.

¿Cómo valora el Gobierno ruso actual?

Con esa gentuza nunca se producirá ningún cambio. Por desgracia, Europa se equivoca, intenta discernir los rasgos humanos de ese régimen, el cuál no muestra ningún interés en dialogar, su único objetivo es perpetuarse en el poder para enriquecerse. Medvedev y Putin son las dos caras de una misma criatura, un monstruo que quiere llenarse los bolsillos y disfrutar de la vida en Europa. No creo que les interese levantar un telón de acero, necesitan mantener el contacto con Europa, así como su lucrativo mercado del que se nutren sus bolsillos; a su vez, Europa depende de los recursos energéticos rusos.

¿Cuál fue el motivo que hizo posicionarla al lado del pueblo checheno?
Fue un proceso lento y natural. Después de iniciarse la primera guerra chechena, mientras impartía clases de inglés en la universidad, tuve un alumno checheno que me contó las atrocidades que se estaban cometiendo. Yo continué con mis actividades, hasta que se produjo el secuestro del teatro Dubrovka, en octubre de 2002. Ése fue el punto de inflexión. Me planteé que si quería ser honesta con mis convicciones tenía que actuar. Yo estaba de casualidad en Moscú y me quedé estupefacta al ver que, ante lo que había sucedido, con más de 140 personas muertas, la ciudad y su gente seguían su vida normal. Ello me hizo reaccionar, la guerra no estaba tan lejos como parecía y comprendí que iba en contra del pueblo.

¿La extensión del conflicto checheno al resto del Cáucaso puede dar alas a los rebeldes en Chechenia?

Hace años ya advertimos del peligro de la extensión del conflicto al resto de repúblicas, y hace tiempo que se ha materializado. Por otro lado, la ignorancia del conflicto por parte de la comunidad internacional ha supuesto la aniquilación o el exilio de las fuerzas de oposición de tendencia proeuropea. Las fuerzas que han permanecido en el país han optado por la islamización radical y su retórica ya no se centra en la independencia de Chechenia, sino en la creación de un estado islámico del Cáucaso Norte. Este es el mayor peligro al que nos exponemos.

¿Qué papel desempeña la diáspora en este escenario?

La diáspora está muy dividida. Los asesinatos de exiliados a manos de agentes de Kadirov en Alemania, Austria o recientemente en Noruega, aumentan el clima de desconfianza, que no ayuda a crear un frente unido. Además, otro elemento en contra es la connivencia de gobiernos europeos con el Gobierno ruso en la extradición de exiliados chechenos (como el caso de Murat Gasáyev, extraditado por el Gobierno español a finales de 2008).

¿Cuál es el motivo de la presencia cada vez mayor de jóvenes en las filas de los insurgentes?

Los jóvenes no tienen muchas opciones: unirse a las filas del gobierno de Kadírov; simplemente sobrevivir, en cuyo caso están expuestos a convertirse en víctimas en cualquier momento, o bien emigrar, lo cual resulta cada vez más difícil y poco alentador, teniendo en cuenta que miembros de la diáspora están siendo asesinados con total impunidad. Por ello, ante este panorama, no les queda más opción que realizar cualquier barbaridad para salir adelante.Ricard ALTÉS

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