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Análisis | Camino de Ajuria Enea

El PSE no podrá hacer políticas de izquierda ni aunque quisiera

 El Parlamento está más escorado hacia la derecha que nunca, el PSE se ha atado a un pacto con el PP y ha enfadado a un PNV en el que podría apoyarse para algunas medidas sociales.

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Iñaki IRIONDO

Si el PSE quisiera hacer políticas de izquierda o al menos cumplir los aspectos más progresistas de su programa lo tendría muy difícil, por su pacto con el PP y porque con la exclusión de la izquierda abertzale el Parlamento se ha escorado de manera determinante hacia la derecha.

La extirpación de la izquierda abertzale de las instituciones ha sido prevista por el Estado por su influencia en la correlación de fuerzas entre los partidos nacionalistas vascos y los unionistas españoles, y en ese contexto se analiza casi siempre. Sin embargo, el apartheid tiene también su influencia en la correlación entre las fuerzas de derecha y de izquierda, con todo lo que pueda ser necesario relativizar estos conceptos cuando se habla del PSE y también del PNV.

El PNV, por ejemplo, ejerce políticas de derecha en el ámbito económico o en cuestiones relacionadas, por ejemplo, con la propiedad; y, sin embargo, en asuntos sociales, como pueden ser los referidos a la igualdad entre mujeres y hombres y la sexualidad, tiene prácticas homologables a cualquier formación socialdemócrata. Y el PSE, aunque mantenga un discurso más izquierdista y un «socialista» en su sigla, no ha tenido durante la última legislatura problema alguno en pactar con el PNV los presupuestos y las políticas sociales.

Pese a todo, durante la pasada legislatura en contadas ocasiones los bloques predeterminados se rompieron y la votación en el Parlamento autonómico se se dividió entre la izquierda (permítase la licencia para entendernos) formada por PSE, Ezker Abertzalea, EA y EB, y la derecha representada por PNV y PP. Los primeros sumaban 38 escaños y los segundos 37.

Paradójicamente, ahora que el PSE va a llegar a Ajuria Enea, gozando así de la oportunidad de poner en práctica algunas de las exigencias sociales que había reivindicado sin éxito desde la oposición, va a encontrarse -entre otras razones por la exclusión de la izquierda abertzale- con una de las cámaras más escoradas hacia la derecha de las nueve legislaturas que ha conocido el Parlamento de Gasteiz. Además, Patxi López será elegido lehendakari con los votos del PP, merced a un acuerdo de prioridad parlamentaria, lo que tendrá su influencia en la práctica política. Y no sólo eso; el PSE ha enfadado sobremanera al PNV al mandarlo a la oposición pese a ser el partido más votado, por lo que pasará un largo tiempo antes de que puedan apoyarse en los jeltzales para sacar adelante proyectos sociales a los que en otra situación el PNV podría ser más permeable y proclive al acuerdo.

Por lo tanto, para llevar a cabo políticas de izquierda el PSE sólo puede contar con los seis votos que suman Aralar, EA (depende para qué) y EB. Y, tal vez, en alguna ocasión, con el de UPyD. Nada que hacer frente a los 43 escaños que suman PNV y PP. Y no cabe olvidar que Antonio Basagoiti ya ha mostrado en más de una ocasión la posibilidad de hacer valer esa mayoría.

Ahí está, por ejemplo, la cuestión de la fiscalidad. Cierto es que la práctica del PSE no difiere mucho de la del PNV, pero cabe recordar que hay matices como el referido a la rebaja del impuesto de sociedades. El partido de Patxi López se opuso a bajar el tipo al 28%, que defendieron tanto los jeltzales como el PP. Si quisiera -y tuviera voluntad- el PSE podría utilizar su representación en el Consejo Vasco de Finanzas para reabrir el debate. Pero las tres diputaciones están en manos del PNV y el único cambio que se otea es que la de Araba pueda pasar a manos del PP, lo que no le resuelve nada. En cuanto a la opción de echar mano del Parlamento para aplicar medias «armonizadoras», mejor ni moverlo porque, como se ha dicho, Basagoiti ya ha hablado de buscar acuerdos con el PNV en materia de impuestos.

Tampoco se puede pasar por alto que en lo relativo a la lucha contra la crisis tanto PSOE como PP vienen haciendo gala de tener recetas muy diferenciadas y cada partido critica la del otro por ineficaz y destructiva. Al margen de las vacuas generalidades pactadas en el acuerdo con el PP, habrá que ver qué medidas concretas plantea Patxi López y si va tener que gobernar por decreto al margen de las mayorías parlamentarias.

En otras materias, por ejemplo las referidas a la igualdad y la libertad sexual, ¿con quién va a sacar adelante sus propuestas Gemma Zabaleta si acaba siendo la consejera de políticas sociales? El programa electoral del PSE recoge, entre otras cosas, ahondar en diversas materias que figuran en la Ley de Igualdad de la CAV, y no se puede olvidar que el PP fue el único partido que votó en contra de dicha ley.

La perspectiva desde la que se aborda la cuestión de la igualdad en el programa del PSE está muy lejos de la que predica el PP. Resulta difícil ver al partido de Basagoiti apoyando el «fomentar el conocimiento desde la perspectiva del género y formalizar los Estudios Feministas, de las Mujeres y del Género en el ámbito universitario vasco».

Pero, a la vista de algunas entrevistas, más difícil resulta aún imaginar a la formación de Arantza Quiroga promoviendo la rebaja del IVA de los condones, limitando «las objeciones de conciencia de determinadas farmacias» en materia de anticonceptivos y aceptado que se coloquen «máquinas expendedoras de preservativos masculinos y femeninos a un precio simbólico en centros públicos».

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