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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Maniobra de despiste y claridad

La desaparición de un refugiado político vasco, militante de ETA, tiene precedentes dramáticos en nuestra historia. El silencio de la inmensa mayoría de los medios de comunicación y las siempre engañosas palabras de Pérez Rubalcaba no invitan, además, al optimismo.

Y, para más inri, la maniobra cutre de despiste de medios tan sospechosos como «La Razón» termina por oscurecer el panorama. Ayer, en tono frívolo, el editorialista madrileño se refería a la desaparición de Jon Anza para calificarla, sin dudas, de «patraña» y creaba su propia versión: «Desde el pasado 18 de abril, el etarra Jon Anza se encuentra desaparecido. [...] Una incomparecencia que ha sido rápidamente utilizada por ETA para acusar `a las fuerzas españolas y al colaboracionismo francés' de estar detrás de un episodio que a los pistoleros les recuerda a los `tiempos del Gal'. El ministro Rubalcaba y el consejero vasco de Interior, Rodolfo Ares, desmintieron con contundencia esta `patraña'. Y es que a la dirección de la banda no le debería extrañar tanto que un etarra que ha pasado entre rejas 20 de sus 47 años de vida, por pertenecer al comando `Lau Haizeta', haya decidido dar plantón a la causa perdida que defiende ETA y dedicarse a la buena vida a costa de los extorsionados». Guarden este recorte. El tiempo termina por poner a cada uno en su sitio.

También ayer, en «El Imparcial», Luis María Anson, el que fuera presidente-fundador de «La Razón», nos regalaba un haz de luz: «En el Gobierno González se puso en marcha el crimen de Estado. No se trataba de un error lamentable propiciado por la urgencia de un funeral. El GAL significó que el Gobierno de la nación puso en marcha, en una meditada operación, el secuestro y el crimen contra terroristas de ETA, cuando la justicia democrática exige que a los terroristas se les persiga desde el Estado de Derecho, con todas las armas del Estado de Derecho, pero sin salirse del Estado de Derecho». Y todo eso no le impedía proclamar a los cuatro vientos: «Felipe González es el mejor hombre de Estado que ha tenido España en el siglo XX como Cánovas del Castillo lo fue en el XIX». Cada vez lo veo más claro.

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