Escribo esta nota para dar a conocer una nueva injusticia, otra de tantas que nos afectan a los familiares de presos políticos.

El otro día me llamaron del Ayuntamiento de Iruñea para hacerme una entrevista de trabajo, para dar un cursillo de abalorios a las presas de la cárcel de Iruñea. En base a la entrevista, todo daba a entender que iba a ser yo la que iba a dar el curso. Me pidieron el DNI para enviarlo a Instituciones Penitenciarias de Madrid para que dieran el permiso de entrada. Cuál es mi sorpresa, ay, ingenua de mí, que me contestan que, como tengo un hermano preso, no me dan el permiso por motivos de seguridad. O sea que tener un hermano preso supone que yo soy ya sospechosa... Y luego hablan de derechos, de tolerancia, de constitucionalidad... palabras huecas. Y a tragar de nuevo.