Tres meses y tres días. Suena a condena y, realmente, lo es. Tres meses y tres días es el tiempo que acumula el Eibar sin ganar un solo partido. Tres meses y tres días en los que apenas ha podido sumar tres puntos. Tres meses y tres días repletos de tropiezos y con una consecuencia evidente: el equipo está condenado al descenso.

Todavía no es matemático -aunque si la jornada se tuerce, podría serlo hoy mismo-, pero sólo una carambola deportivo-burocrática podría evitarlo, por mucho que en el equipo haya aún quien mantenga que 45 puntos podrían bastar para asegurar la permanencia. Un alarde de confianza. O de candor. No sólo porque nadie ha conseguido salvarse hasta ahora con una puntuación tan baja, sino porque, sobre todo, es difícil imaginarse a un Eibar capaz de firmar un pleno de victorias en estas cinco últimas jornadas.

Incluso los hay que miran con recelo el choque de esta tarde. Y eso que llega a Ipurua el peor equipo de la categoría. Colista destacado, el Sevilla Atlético sólo ha sido capaz de sumar dos victorias en 37 jornadas; y apenas dos puntos en sus 18 desplazamientos. Pero es que la trayectoria azulgrana se ha convertido en tal acumulación de errores, despropósitos e infortunios varios, que tampoco cabría hablar de sorpresa en caso de tropiezo.

Algo que, evidentemente, no entra en los planes de Josu Uribe y sus hombres. Como reconocía Álvaro Martínez, el equipo ha marcado en rojo este encuentro como el idóneo para reencontrarse con un triunfo «para nosotros mismos, porque se está haciendo duro, y sobre todo para la afición».

Muchas bajas

Lo cierto es que la previa llega repleta de dificultades, en forma, cómo no, de bajas.

Ocho, nada menos, a las que hay que añadir las dudas de Sutil y Ballesteros, que ayer acabó el entrenamiento con molestias. Uribe, de hecho, ha tenido que citar a Asier Sánchez y Ander Olaizola, además de Xabi Iruretagoiena, aunque deberá realizar dos descartes antes del encuentro.