De cuando en cuando parece que la inteligentsia del nacionalismo español se para a hacer autocrítica y pone en solfa lo incuestionable. Al final se descubre el pastel.

Antonio Gala denunciaba ayer en «El Mundo» que «a la portavoz del Consejo General del Poder Judicial y a otros portavoces les va a costar Dios y ayuda aumentar un poquito la confianza de la sociedad. Son muchos años ya los que la ciudadanía frunce el ceño ante ciertas actuaciones. Unas, porque parecen prevaricaciones en favor de prevaricadores; otras, porque no entiende sus razonamientos; las demás, porque sencillamente la sobrecogen». Pues parece que voy a estar de acuerdo con Antonio Gala, siquiera por una vez desde que Ana Belén dejaba a aquel mustio de marido por un aguerrido otomano en la versión cinematográfica de su obra «La pasión turca». Pero ya verán cómo aquí también hay gato encerrado.

Se ciñe el autor teatral y poeta a hechos concretos: «Aparte de las contradicciones entre Tribunales como el Supremo y el Constitucional. De ellas hay pareceres para todos los gustos. Algunas salpican a Gobierno y a oposición, por separado o a la vez». Ya se acerca...

Y es que, a la postre, la cabra tira al monte: «La última sobre el partido Iniciativa Internacionalista es grave. La gente no es imbécil: tiene memoria, opinión y sentimientos. Hay cosas que le sorprenden, y otras, no: como el anuncio de que la izquierda abertzale votará la lista de II. Ha dicho Otegi: `Recoge buena parte de nuestros planteamientos batasunos sobre la situación de Euskal Herria y la necesidad de una solución pacífica y democrática al conflicto'. Quizá la única verdad sea esa última palabra». Intentando sacar algo en claro de ese enigmático y críptico final, y dado que el artículo se titula «El conflicto», parecería que Gala considera una verdad que es necesario dar «una solución pacífica y democrática al conflicto». ¡Para una vez que lo dice, va y no se le entiende bien! Vamos, que no sé si estoy de acuerdo con él por una segunda vez en mi vida...

Ahora bien, lo que no me creo es que Otegi haya hablado de «nuestros planteamientos batasunos». Son malos hasta para copiar.