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«Las limitaciones del txistu son también sus peculiaridades como instrumento»

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Urtzi Iraizoz

Compositor

El joven compositor de Nafarroa Urtzi Iraizoz ha sido noticia en el mundillo del txistu por haber ganado no uno, sino los dos primeros premios del Concurso de Composición de obras para Txistu Durango Hiria, que esta año alcanza su quinta edición. Ayer se le hizo entrega de ambos galardones en el marco de un concierto organizado por Silboberri Txistu Elkartea.

Mikel CHAMIZO | DONOSTIA

El compositor iruindarra de veintiseis años Urtzi Iraizoz se ha proclamado vencedor del concurso Durango Hiria con las obras «Zain», que ha obtenido el primer premio, y «Joste-tan», con el segundo. El tercer premio ha ido a parar a «Insomnio», una composición para txistu y cuarteto de cuerdas creada por el flautista David Cantalejo.

¿De qué tratan las dos obras que han ganado el concurso? ¿A qué hacen referencia sus títulos, «Zain» y «Joste-tan»?

Las dos piezas no tienen que ver mucho entre sí. «Joste-tan» es para dos txistus y dos pequeños sets de percusión, y como indica el título, tiene un toque lúdico. «Zain» es muy diferente, en ella se juega con la expectativa, y los instrumentos que utiliza, txistu y piano, me han permitido tener muchos recursos con los que jugar. Se trata de obras atonales, y aunque en ambas el trabajo interválico es muy importante, están planteadas de maneras muy distintas, porque me gusta enredar y probar en cada una de las nuevas composiciones que escribo.

Le han otorgado el primer y el segundo premio del concurso de este año. ¿Tiene algún tipo de afinidad especial con el txistu para que el jurado haya decidido premiarle por partida doble?

Pues es que el txistu es mi instrumento. Lo conozco bien, y ya había escrito para el txistu anteriormente, una obra para txistu y marimba que ya se había estrenado en Silboberri y algunas otras piezas sencillas de carácter pedagógico.

¿Como compositor, qué es lo que más le atrae del txistu?

Bueno, el txistu tiene un espacio muy definido, el de la música popular, así que los nuevos caminos que se puedan abrir desde la música contemporánea siempre son bienvenidos. Es una de las cosas que a mí me apetece hacer en torno al txistu. La otra es la docencia, y creo que si se sigue trabajando en todos esos frentes, pedagogía, interpretación y composición, se llegará a hacer cosas muy interesantes con el txistu.

El txistu es un instrumento con unas limitaciones bien conocidas. ¿Cómo les ha sacado partido en sus composiciones?

A la hora de componer, todo depende de cómo se traten las limitaciones de los instrumentos. El txistu tiene dos problemas bien conocidos, la afinación y sus registros. Pero yo prefiero verlos como peculiaridades sobre las que trabajar para lograr una obra específica e interesante para el txistu. De todas formas, en los últimos años se están logrando muchos avances desde el mundo de la lutería, así que esas limitaciones se corregirán en breve.

Como txistulari y como compositor, ¿qué aportan de nuevo sus obras al repertorio para txistu?

Lo cierto es que no me propongo aportar o dejar de aportar nada. A la hora de escribir he estado jugando con mi propio conocimiento del instrumento, que es el mío, y sí que creo haberme alejado del repertorio tradicional para txistu. Al menos, no lo he tomado como una referencia muy clara, pero como es el repertorio que he vivido desde niño es probable que esté latente en todo lo que hago.

Usted está a punto de licenciarse en Musikene, el Centro Superior de Música de Euskal Herria. Casi todos los músicos de las primeras promociones que han salido de Musikene en los últimos años reconocen que ha sido una experiencia vital muy intensa. ¿Cómo ha sido para usted estudiar composición en Musikene?

Bueno, pues como en todas las carreras del mundo, ha tenido luces y sombras. La verdad es que no estoy especialmente contento con Musikene, pero podría ser peor.

Una vez fuera de la protección del conservatorio, ¿qué camino le gustaría seguir en lo que se refiere al mundo de la música?

La creación es de las cosas que más me atrae, pero también me atrae mucho la docencia. Me encantaría poder vivir de dar clases de armonía o contrapunto.

En su experiencia como alumno, ¿cree que estas materias se podrían impartir de otra manera más efectiva?

Bueno, al final cada maestrillo tiene su librillo, y las cosas que pueden valer para el maestro  no tienen por qué valer para el alumno. No todos funcionamos igual. Pero creo que siempre que haya un esfuerzo sincero por parte del profesor, el alumno lo valorará y le aportará algo.

El circuito de la música contemporánea es muy pequeño, y casi parece que esté monopolizado por algunos compositores del país. ¿Tiene alguna esperanza de entrar en este circuito? ¿Qué ve de criticable en la música contemporánea de Euskal Herria?

Yo siempre digo que la música en sí misma es maravillosa y que lo único realmente malo que tiene son los músicos. Yo siempre me he movido mejor en un ambiente ajeno al del mundo de los músicos, y me gusta hacer cosas que no tienen nada que ver con la música, como ir a correr por ahí, tomar algo con mis amigos no músicos o estar con mi pareja. Ese mundillo cerrado de la música contemporánea nunca me ha interesado demasiado.

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