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El PC moldavo vence pero pierde el control del Parlamento

Forzados a convocar tres meses después nuevas elecciones por el bloqueo de la oposición y las presiones occidentales, aderezadas con disturbios y saqueos en una parodia de «revolución de colores», los comunistas volvieron a ganar aunque han perdido la mayoría absoluta en el Parlamento. Parco consuelo para una oposición liberal atomizada y que, ni siquiera unida, lograría la mayoría cualificada para imponer su propio presidente. La historia como boomerang.

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El Partido Comunista de Moldavia volvió a ser la fuerza política más votada triplicando casi en votos a la siguiente formación aunque perdió la mayoría absoluta en el Parlamento.

El PCM, en el poder desde 2001, venció con el 45% de los sufragios, aunque perdió cinco puntos con respecto a las elecciones de abril.

En consecuencia, contará con 48 de los 101 escaños de la Cámara, lo que le supone la pérdida de la mayoría absoluta. En el anterior Parlamento, disuelto en plena crisis por las protestas de la oposición, los comunistas contaban con 60 asientos.

No obstante, la elección del presidente debe ser sancionada por una mayoría de 61 diputados, lo que impidió en junio que la candidata del PCM, Zinaida Greceanii, accediera al puesto tras el veto, en bloque de la oposición liberal.

Fue al fin y a la postre este bloqueo -que la oposición justificó entre denuncias de un supuesto fraude electoral- el que forzó la convocatoria de nuevas elecciones en tres meses.

Paradójicamente, el nuevo escrutinio no ha servido para desenredar la madeja. La oposición no cuenta en total más que 51 escaños, aún más insuficientes si cabe para forzar una elección presidencial.

El Partido Liberal Demócrata logró un magro 16% de los votos, lo que le otorga 16 parlamentarios. El Partido Liberal logró un 14% y 15 escaños y la furibunda anticomunista Alianza Nuestra Moldavia se quedó en un 7% de votos, que le garantizan 8 diputados.

Partido bisagra

Sumadas, estas tres formaciones opositoras clásicas no suman más que 40 diputados.

Junto al PCM, el gran vencedor en los comicios es el Partido Democrático, dirigido por el disidente de última hora comunista y ex presidente del Parlamento, Marian Lupu, que logró un 12% de votos y 13 decisivos escaños. Pero no siquiera su aportación bastaría para lograr una mayoría cualificada de la oposición en bloque.

Comienza el baile

El presidente saliente, el comunista Vladimir Voronine, se felicitó de la «convincente victoria» de su formación aunque reconoció que más de la mitad del electorado -la abstención rozó el 50%- «decidió dar su preferencia a otras opciones».

Voronine, que aspiraba tras las elecciones del 5 de abril a presidir el Parlamento -no puede optar a un tercer mandato como jefe de Estado- mostró su disposición al diálogo con todas las fuerzas parlamentarias.

Los tres partidos de la oposición derechista, que habían rechazado firmar un pacto de gobierno con el tránsfuga Lupu, insisten ahora en una fórmula cuatripartita.

«Ya hemos comenzado las negociaciones con este objetivo», aseguró el líder del Partido Liberal Demócrata, Vlad Filat.

«El Partido Comunista tiene que ir a la oposición y no debe gestionar Moldavia en su camino a la integración europea», coincidió el alcalde de Chissinau y número dos del Partido Liberal, Dorin Chirtoaca.

Por de pronto, el tránsfuga Lupu se hace querer aunque ha advertido de que no entrará en una coalición bipartita con los comunistas. «Conozco muy bien su mentalidad. Es imposible formar una coalición con ellos», aseguró, aunque matizó que «entiendo que una alianza de ese tipo preservaría la situación existente en el país, que está lejos de ser buena».

Sin embargo, no descarta una alianza con sus antiguos camaradas en una gran coalición.

esta vez sí

Tanto la misión de observadores de la OSCE como la UE validaron esta vez los comicios, al contrario que hace tres meses, cuando el PCM logró la mayoría absoluta del Parlamento.

Rumanía

El presidente rumano, Traian Basescu, habló de «triunfo de la oposición democrática», «Si en junio les faltaba un voto para elegir presidente, ahora necesitan 13», se felicitó.

Moldavia deberá seguir contando con Rusia

Sea cual sea el resultado de las negociaciones post-electorales, Moldavia no podrá ignorar la influencia rusa.

Los partidos opositores coinciden en un genérico credo pro-occidental pero poco más. Sólo el Partido Liberal defiende la entrada en la OTAN, rechazada por más del 80% de la población moldava.

Y no sólo es que los comunistas siguen siendo la primera fuerza. El presidente saliente, Voronine, conoció en sus propias carnes el precio de distanciarse de Rusia entre 2003 y 2007, en forma de dolorosas sanciones económicas al país más pobre de Europa. A ello hay que añadir que la solución del conflicto de Transdniéster -territorio pro-ruso e independiente de facto- depende de la voluntad del Kremlin.

El tránsfuga Lupu podría jugar, también en relación a Moscú, un papel clave, pues es el más moderadamente pro-occidental de los líderes opositores. «Lupu es una variante aceptable para Rusia», asegura Vladimir Jarijine, director del Instituto de los países de la CEI (que reúne a las antiguas repúblicas soviéticas». «Que nadie espere grandes cambios en materia internacional», añade este experto. GARA

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