Ha salido un nuevo caso, en esta ocasión en Brasil, en el que se sospecha de un periodista que provoca las noticias. Se trata de un programa televisivo de sucesos, en donde se descubren crímenes, por lo tanto, el tener sicarios en nómina puede tener efectos colaterales. Cierto es que se trata del ex diputado y policía Wallace Souza, por lo que sus antecedentes le daban bastante juego previo como presentador. No es el primero, ni será el último, pero cada vez que sale del ámbito de la rumorología gremialista, uno siente el pellizco de lo cotidiano, de la necesidad del monstruo en alimentarse diariamente. La televisión, por activa o por pasiva, provoca noticias.

Se asegura que un programa de televisión está detrás del follón que se armó en una discoteca donde estaba Cristiano Ronaldo entrenando sus fintas más individualistas. Todo parecía ir dentro de lo que cabe en una salida nocturna de uno de los jóvenes con mayor capacidad económica y mediática cuando apareció en el local su ex, una joven que ha sido portada de Interviú, como no podía ser menos. Se armó un gran revuelo, intervinieron los guardaespaldas del futbolista, el personal de seguridad y recomendaron a la joven despechada a abandonar el local. Para evitar males mayores porque, entre otras cosas, el señor Ronaldo tiene firmado en contrato una especie de prohibición de salidas nocturnas demasiado escandalosas. ¿Cómo se llamaría esto en términos jurídicos? Bueno, pues se asegura que todo lo sucedido lo veremos, con presencia de la protagonista, en algún programa televisivo en breve.

Se trata en diferentes géneros de forzar la situación, Es una técnica. En este verano que se consume, los periódicos deportivos, los programas deportivos de radio y televisión y las secciones de cada noticiario han estado lanzando globos sondas, contratando, des-contratando, avalando fichajes, recomendando operaciones. Y lo hacía en la mayoría de las ocasiones sabiendo que se trata de algo remoto, pero que al lanzar el rumor provocaban un desmentido y así algo parecido a una noticia. En otras cosas más serias hacen algo parecido hasta que la realidad se les convierte en un problema mayor.