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Eszenak

Nietzsche y Schopenhauer en Aste Nagusia

Josu MONTERO | Escritor y crítico

Da escalofrío pensar hasta qué punto este mundo del espectáculo que hoy lo abarca casi todo se asimila cada vez más a aquello del eterno retorno del que hablara Nietzsche en «La gaya ciencia». Armstrong y Schumacher, Tequila y Nacha Pop, Abba y Zarama, Miguel Ríos y Ama Say, Raphael e Itoiz, el Género Chico y los monologuistas... y hasta «Bilbao Bilbao». El caso es que, echando una ojeada a la tan cacareada y excelsa programación teatral de Aste Nagusia y aledaños, a uno, después de sonrojarse, le recorre el inicial escalofrío. Nos quedan las tres salas del Euskalduna y el Arriaga; o sea, los teatros públicos se han quedado solos porque han conseguido usurpar a la iniciativa privada en abusona competencia su esencia de ofrecer productos comerciales de divertimento a las masas festivas.

«Mamma Mía», sí, el musical franquicia de Abba, un mesecito en el Arriaga. Y en los antiguos astilleros: por un lado, el reciclado club de la comedia de «El día que perdí aquello». Por otro: «La Gran Vía / Agua, azucarillos y aguardiente», programa doble zarzuelero de Don Federico Chueca, dirigido, eso sí, por un director muy actual -y de cine- como Bajo Ulloa; si os lo habéis perdido, no os preocupéis porque regresará pronto el género, al Arriaga esta vez, ya que el teatro bilbaíno ha coproducido, junto al Festival Grec de Barcelona y al Teatro Campoamor de Oviedo, «Esta noche, zarzuela», dirigida por el ex del Arriaga Lluis Pasqual, ¡y en la que han tirado la casa por la ventana! Y a principios del próximo mes: «Bilbao, Bilbao», el retorno; veinticinco años después de aquel desprejuiciado e imaginativo musical de Karraka, el Arriaga produce su vuelta al escenario. Veremos qué queda en éste de la frescura y el desparpajo canalla de aquél.

Una obra que también regresa cada temporada desde hace ya unas cuantas es «Arte», el exitazo de la dramaturga francesa Yasmina Reza, quien estos días debía hacer además doblete en el Euskalduna (suspendido), ya que también podemos disfrutar allí de «Un dios salvaje», con la Verdú y la Sánchez-Gijón. Dos matrimonios se reúnen para solventar la pelea entre sus pequeños hijos, pero la conciliación se sale del cauce previsto y cada uno de ellos saca lo más primario y animal de sí mismo. Y es que Reza es una auténtica maestra en ponernos delante ese momento en que aparece la grieta, la razón hace crack y entonces la existencia de sus personajes parece vaciarse irremediablemente de sentido; se desmorona esa cotidianidad reconfortante y engañosa que se habían construido con tanto celo y se precipitan en un abismo oscuro, que no es otro que el del ser humano/inhumano. Me atrevo a recomendarles también dos libritos demoledores de la escritora francesa para compensar tanta fiesta. «Una desolación» es la terrible y descarnada carta que un padre absolutamente abatido y desencantado, pero lucido, dirige a su hijo. «El trineo de Schopenhauer» son las cartas cruzadas entre cuatro personajes náufragos, y sus diferentes actitudes ante la debacle vital. Una amarguísima sátira que nos sugiere que, en las actuales circunstancias, es más honesto el pesimismo nihilista de Schopenhauer que el imperativo del gozo de vivir -tan actual- de Spinoza. Dos obras éstas no teatrales pero absolutamente teatralizables, y si tenemos en cuenta el tirón de la autora... ¿No se atreve nadie? De nada.

SEIS OBRAS

En esta segunda edición participarán cinco grupos aficionados, además del ganador del certamen anterior: «Karakolen gaua». La Batukada Uhartearra y miembros de Zirko Ttipia amenizarán la fiesta entre obra y obra.

SENSIBILIZACIÓN

«Nos parece ineludible la sensibilización de la sociedad ante la realidad que esconden las prisiones. Desde hace unos años utilizamos el arte como vehículo de difusión de esta realidad», explicaron desde Salhaketa.

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