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Ser mujer y no morir en el intento

«Una mamá en apuros»

Llamativo cambio de imagen en Uma Thurman, que utiliza su experiencia como madre en la vida real para interpretar a una mujer que simultanea las tareas del hogar con sus aspiraciones como escritora.

M. I. |

El efecto que produce el nuevo look de Uma Thurman en «Una mamá en apuros» es impactante, ya que todavía la imagen que el público tiene de ella guardada en su retina es la de mujer de acción en «Kill Bill». La guionista y realizadora Katherine Dieckmann ha querido aprovechar de forma deliberada dicho contraste, porque el mensaje que pretende transmitir es el de que las amas de casa son las verdaderas heroínas del mundo moderno y, a menudo, la multiplicidad de tareas que desempeñan, dentro y fuera del hogar, las convierten en auténticas supermamás. Claro que la actriz no podía aparecer con sus hijos pequeños a cuestas vistiendo un mono de artes marciales ni nada parecido, así que lleva unas gafas y un vestuario que la asemejan bastante a la Diane Keaton de las comedias de Woody Allen.

La protagonista de «Una mamá en apuros» trabaja en una editorial como empleada, lo que no le impide aspirar a convertirse en articulista. La acción transcurre en un día crucial para ella, dado que por fin tiene terminado el artículo sobre la maternidad que ha de entregar para darse a conocer en los ambientes literarios. El problema es que también tiene ocuparse de todos cuantos imprevistos domésticos van surgiendo, sin que su despistado marido la ayude con la casa y los niños. El ritmo de vida resulta tan vertiginoso que tampoco dispone de tiempo para hablarlo con él, así que su único y ocasional interlocutor es el mensajero que llama a su puerta, un inmigrante indio. Para que la película no parezca ñoña, Katherine Dieckmann introduce apuntes sexuales que pueden chirriar algo dentro del conjunto.

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