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Ofensiva militar conjunta de Irán y Pakistán contra Baluchistán Este

Las centenares de detenciones y el acoso a medios de prensa baluches que se están registrando los últimos días apuntan a que Islamabad quiere silenciar las voces que vienen denunciando una operación militar conjunta de Irán y Pakistán sobre Baluchistán Este. Sus objetivos irían más allá de la mera aniquilación del pueblo baluche. Esta ofensiva podría ser la primera de varias para «estabilizar» la región de cara a la construcción del gasoducto IPI (Irán-Pakistán-India).

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Karlos ZURUTUZA

El pasado 20 de agosto, Richard Holbrooke, el enviado de Washington para Af/Pak, manifestaba su preocupación sobre el «preocupante incremento de la tensión en Baluchistán».

Pero, ¿a qué situación se refería Holbrooke? Difícil saberlo ya que la prensa guarda hasta hoy un silencio demasiado sospechoso. Por otra parte, la casi total ausencia de correos electrónicos desde Baluchistán Este durante la última semana no hacía sino alimentar las peores sospechas del que firma esta información.

«Tanto el teléfono como internet están controlados por los servicios secretos, la gente está muy asustada», me alertaba por teléfono Akhmar Mustikhan, un periodista baluche residente en Washington.

Así las cosas, un correo electrónico o llamada de teléfono «inoportunas» pueden suponer el arresto, o incluso la desaparición de éste o aquel interlocutor baluche. Tras el angustioso silencio, empiezan a llegar voces por otras vías, más o menos seguras.

«Le dije a la policía militar desplegada fuera de mi oficina que era un periodista no un `terrorista¸», dice un reportero del diario «Daily Balochistan» que, obviamente, prefiere no dar su nombre.

«Sólo te creeremos si dices `Larga vida a Pakistán'», le respondieron los uniformados.

Tras pronunciar las «palabras mágicas», el periodista pudo acceder al trabajo el pasado jueves. Pero el verdadero asedio comenzaría al día siguiente, con el interrogatorio y posterior arresto de varios trabajadores del «Daily Balochistan» y del «Daily Azadi», a la entrada de sus respectivas sedes en Quetta.

Pocos días antes, el también baluche «Daily Asaap» había sido el primero en cerrar tras el continuo acoso que sufrían sus trabajadores desde hace semanas por parte de las fuerzas de seguridad pakistaníes.

Y es que todos tienen muy presente el estado en el que se encuentra Javid Lehri, un periodista de 21 años, tras nueve meses de arresto y tortura en una cárcel de Quetta. Y, por supuesto, los más de 7.000 desaparecidos en los últimos tres años...

Los periódicos baluches más importantes son clausurados mientras que los del resto del país guardan silencio ante tamaño atentado contra la libertad de expresión.

«No sabemos con qué han podido amenazar a la dirección del periódico, pero tenemos terminantemente prohibido publicar nada sobre lo que está pasando», confesaba desde Karachi un periodista de «DAWN», el periódico más prestigioso de Pakistán. Este colega «anónimo» añadía que hoy resulta imposible acceder desde dicho país a páginas web baluches como www.thebaluch.com, www.bso-na.org o www.balochwarna.com, entre otras muchas. Pero eso es lo de menos.

A la confusión reinante se le sumaban la huelga general y las movilizaciones convocadas por el movimiento baluche para conmemorar el trigésimo aniversario de la muerte de Nawab Akbar Bugti. El 26 de agosto de 2006, la cueva en la que se refugiaba el carismático líder tribal de los Bugti, de 79 años, fue bombardeada por la aviación paquistaní, provocando su muerte y la de sus acompañantes. Robert Oakley, el entonces embajador USA en Islamabad, describió a Bugti como el «martir de una causa justa», provocando la ira de Musharraf.

Según BBC-urdu, las carreteras Taftan-Quetta y Quetta-Karachi, las rutas principales en Baluchistán Este, quedaron totalmente bloqueadas en un día en el que los homenajes se saldaron con 10 baluches muertos. También el miércoles, la guerrilla realizó un ataque de mortero contra el aeropuerto de Sui (la localidad natal del mártir baluche) y atentó contra uno de los gasoductos de la planta de Loti. Todo el mundo sabía que se trataba de una fecha crítica, y el día acabó con tres punyabíes muertos y otros tres heridos en la avenida principal de Quetta, un atentado que reivindicaría el BLUF (Frente Unido de Liberación Baluche) al día siguiente.

Operación en «Ductistán»

Un miembro del BSO (Organización de Estudiantes Baluches) declaraba por teléfono el pasado martes que decenas de sus compañeros habían sido detenidos en una redada sin precedentes, lo cual habría impulsado a muchos otros a pasar a la clandestinidad. O lo que es casi lo mismo, a unirse a la guerrilla.

Desde la sede del BNP (Partido Nacionalista Baluche) se situaba dicha escalada de la violencia en el marco de una operación militar conjunta entre Irán y Pakistán contra los baluches del este, denunciada únicamente por medios digitales de la diáspora.

Según estas fuentes, localidades fronterizas como el valle de Kullber, Thump y Mand están siendo bombardeadas desde ambos lados de la frontera por aviones y helicópteros iraníes y pakistaníes. Tan sólo el pasado sábado habrían caído más de 50 misiles tierra-tierra persas sobre la localidad baluche de Mashkali. Por supuesto, no hay cifras oficiales en torno al número de víctimas pero se habla ya de miles de nuevos desplazados internos en territorio paquistaní.

Pero lo más llamativo de esta operación es que se realice de forma conjunta con el Ejército persa, algo que no ocurría desde los tiempos de los Pahlevi. Coincidencia o no, Islamabad y Teherán acaban de dar un paso más en la construcción del gasoducto IPI (Irán-Pakistán-India), tras aprobar recientemente la Cámara paquistaní el borrador final sobre su trazado: 2.600 kilómetros, la mayoría de los cuales transcurren por tierra baluche.

La ofensiva militar de estos últimos días podría ser la primera de varias en aras de «estabilizar» la región para la construcción de la única infraes- tructura que ha de hacer sombra al TAPI (Turkmenistán-Afganistán-Pakistán-India), y que Washington espera empezar a construir el año próximo.

«Ésta es la `guerra contra el terror' de Islamabad», se quejaba un militante del BNP desde un número de teléfono saudí. «Para seguir robándonos han de matarnos antes a todos», subrayó.

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Los periódicos baluches más importantes están siendo clausurados mientras que los del resto del país guardan silencio ante tamaño atentado contra la libertad de expresión.

diez muertos

La jornada de huelga general y movilización convocada por el movimiento baluche para conmemorar el trigésimo aniversario de la ejecución del carismático líder tribal Nawab Akbar Bugti se saldó con la muerte de diez baluches.

«estabilización»

El Partido Nacionalista Baluche sitúa la escalada de la violencia en el marco de una operación militar conjunta entre Irán y Pakistán contra los baluches del este para «estabilizar» la región.

«a todos»

«Ésta es la `guerra contra el terror' de Islamabad», se queja un militante del BNP desde un número de teléfono saudí. «Para seguir robándonos han de matarnos antes a todos», subraya.

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