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Gloria LATASA | gloriameteo@hotmail.com

Anomalías

Meteofrance lo cataloga como el quinto verano más cálido desde 1950;  globalmente cálido,  soleado, con lluvias contrastadas según las regiones

Mediada la tarde de uno de los primeros días de agosto me dirijo a la casa del Parque Nacional del Gran Paradiso en Pont para conocer la previsión del día siguiente y para saber si han abierto un sendero, taponado por los restos de una avalancha de diciembre, que me han impedido acercarme al alto valle de Levionaz.

Allí me entero de que (como en muchos otros sitios) el invierno ha sido muy duro y muy largo; que han llegado a estar durante días atrapados por la nieve, sin luz ni teléfono, y que han muerto una gran cantidad de rebecos y bucardos. Habrá quien me hablará de lo ocurrido como un hecho “traumático” y quien me dará una visión diferente: “Está bien que los inviernos sean inviernos (como antes) y que actúe la selección natural”.

Mientras las conversaciones sobre la crudeza invernal se repiten en diferentes lugares, el verano va pasando, comportándose como a la mayoría nos gusta: como un auténtico verano. Sin embargo, las temperaturas suben mucho y en la televisión francesa hablan de que cualquier ejercicio realizado con el termómetro “por las nube” nos deja tres veces más agotados. Lo cierto es que el calor hará que las subidas de esos días se conviertan en una auténtica tortura…

Con el estío a punto de terminar, empiezan a aparecer los balances sobre su comportamiento. Meteofrance lo cataloga como el quinto verano más cálido desde 1.950; globalmente cálido, soleado, con lluvias contrastadas según las regiones, y con una anomalía de temperatura media (diferencia con respecto a los valores medios del período 1971-2000) de 1,3º C. La Aemet aún no ha publicado su análisis estacional, pero en los análisis mensuales nos dice que todos han sido cálidos (junio, extraordinariamente) y, exceptuando julio, secos.

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