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El Bellas Artes de Bilbo desembala «El joven mendigo», de Murillo

El Museo Bellas Artes de Bilbo, que el próximo lunes inaugurará la muestra «El joven Murillo», desembaló ayer «El joven mendigo» del pintor barroco sevillano, restaurada y proveniente del Louvre.

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A. BILBAO | BILBO

El cuadro «El joven mendigo», de Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla, 1617 - Cádiz, 1682), primera obra en la reflejó su compromiso con la justicia social y que será, según el director del Museo Bellas Artes, Javier Viar, «obra fundamental de la exposición «El joven Murillo»» que se inaugura el 19 de este mes, ha sido desembalado e instalado en la pinacoteca bilbaina, donde permanecerá hasta el 17 de enero de 2010. La exposición, compuesta por cincuenta obras de los primeros años del artista sevillano del siglo XVII, incluirá, entre otras obras representativas, a «La vieja hilandera» (proveniente del Reino Unido) o «La anciana con gallina» (procedente de Munich), obras que el pintor barroco realizó entre 1645 y 1648 y en las que reflejó a los desamparados.

A principios de esa década, en 1640, Murillo alcanzó sus primeros éxitos artísticos e inicio una carrera ascendente caracterizada por su tenebrismo y su naturalismo, que muestran la influencia de los maestros de la generación anterior como Zurbarán y Ribera, en los contrastes luminosos y el gusto por la observación de la materia.

Procedente del Museo del Louvre de París, propietario del cuadro, la obra ha viajado enmarcada y bien proteguida dentro de un arcón de madera azul, y acompañada en todo momento por una experta del museo parisino; una vez finalizado un proceso de restauración en el que se ha descubierto un «arrepentimiento» del artista, según explicó uno de los comisarios de la muestra, Benito Navarrete (junto a Alfonso E. Pérez Sánchez). Dicho «arrepentimiento» consiste en una ánfora que Murillo pintó inicialmente junto al harapiento niño aguador de Sevilla y que posteriormente alejó del personaje, cubriéndo en la primera version para volver a pintar la segunda.

Restauración

La de Bilbo será la primera exposición en la que la obra se muestra, una vez restaurada. Según Navarrete, la restauración ha servido para «destacar más aún la utilización sublime de la luz» que posee la obra, verdadero foco de interés en «El joven mendigo», una obra propia de la pintura barroca. Luz que, de una manera teatralizada, contribuye a dar dramatismo al personaje, destacando su ropa raída y permitiendo comprobar cómo el mendigo se quita los parásitos que dieron nombre al cuadro, conocido también como «El piojoso». En opinión de Navarrete, con la imagen de éste pobre niño el artista quiso atender «a las demandas de justicia social» por parte de los religiosos franciscanos de la época. El joven Murillo dedicó así gran parte de sus primeras creaciones a plasmar la miseria de la sociedad sevillana, conciencia social que, plasmada en los cuadros profanos de Murillo, consiguió que las pinturas fueran demandadas -y copiadas- en Europa.

«El joven mendigo» salió de Sevilla en el mismo siglo XVII para formar parte de una colección privada francesa y, en 1782, acabó en la colección real de Luis XVI.

El Museo de Bellas Artes de Bilbo, así como el de Sevilla, conserva ejemplos significativos de la etapa juvenil de Murillo, como «San Pedro en lágrimas» y «San Lesmes».

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