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Martin GARITANO I Periodista

Las cosas del cambio

La estrategia del Estado para perpetuar la dominación sobre Hego Euskal Herria tiene, ¡oh paradoja!, denominaciones contrapuestas en Nafarroa y la CAV. En la Comunidad Foral el «cambio» iba a venir de la mano del PSN y Nafarroa Bai. Pero llegó el motorista de La Moncloa y ordenó lacrar un pacto de hierro españolista con UPN. Para que las cosas siguieran como estaban. O sea, para que no hubiera «cambio». En la CAV el «cambio» ha llegado de la mano de los mismos contrayentes, en versión vascongada, para hacerse con el control de la cosa pública una vez falsificado el censo político.

Y ya es tiempo de ver en qué se ha materializado lo que vino de la mano de López y Basagoiti.

Primero falsearon el mapa del tiempo; depuraron y expulsaron de los medios de comunicación públicos a quien no trinara como los canarios enjaulados; llenaron fachadas, despachos, pasillos y hasta jardines con la bandera que envolvió a Franco, aunque sin el águila de San Juan.

Llevaron hasta el Árbol de Gernika a quienes quisieran talarlo y han retirado la ikurriña del uniforme de la Ertzaintza. También, en comandita con los del «no-cambio», anularon las ayudas económicas a las precarias ikastolas de Nafarroa y han anunciado modificaciones en los decretos educativos para que el castellano sea siempre preeminente, para que el euskara nunca salga del ostracismo del segundón y, si fuera posible, ayudarle a bien morir.

Todo esto y mucho más en su detallado plan de desnacionalización de Euskal Herria. También han protagonizado desplantes mayúsculos a las personalidades y organizamos internacionales que han levantado la voz contra la tortura o el apartheid. Y a nadie se le oculta la frenética actividad diplomática y política desarrollada para que el Tribunal de Estrasburgo no dejara con las vergüenzas al aire al Estado español.

Hay incluso quien ve la mano peluda del unionismo en las discretas gestiones realizadas ante el Vaticano para que a Juan María Uriarte le suceda un carcamal españolísimo en el Obispado de Donostia. Ya lo hicieron con Iceta en el de Bilbo. Todo sea por desnacionalizar Euskal Herria.

Si quieren que les diga la verdad, casi todo lo anterior me importa un pito. Lo importante ahora es tomar decisiones y decidir el camino por el que avanzar para poner coto a tanta chabacanería política. Los que llevan años hablando de la resistencia civil tienen ahora una ocasión inmejorable de ponerla en práctica. ¡Ya verán como reaccionan los del «cambio»!

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