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Tragedia en el Pirineo oscense

La experiencia sirve de poco ante una avalancha de gran magnitud

Txomin Eugi Martinikorena, su hermano Santiago y Unai Isasi, los tres vecinos de Iruñea muertos el sábado cuando practicaban esquí de travesía en el monte Collarada, estaban considerados como «expertos montañeros», pero la experiencia también dice que eso sirve de poco ante una avalancha de la magnitud que les sorprendió. Otro factor decisivo es el nivel de riesgo de aludes, que el pasado sábado era el más elevado en esa zona del Pirineo oscense.

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Iñaki VIGOR | IRUÑEA

Miguel González, jefe del grupo de rescate de la Guardia Civil que participó en las labores de búsqueda de los tres montañeros fallecidos, reflejó ayer el elevado riesgo que había de aludes en el monte Collarada con una frase muy gráfica: «Igual estornudas y te caen toneladas de nieve». Por ello, aconsejaba tener «mucho cuidado» cuando se decide aventurarse en la montaña en esas condiciones.

De hecho, el riesgo de aludes en esa parte del Pirineo oscense era de 4-5 (fuerte-muy fuerte), según la escala de peligrosidad que utiliza la Agencia Estatal de Meteorología. Eso significa que existe una inestabilidad generalizada del manto de nieve o que está débilmente estabilizado.

En el caso de riesgo 4, se pueden desencadenar avalanchas de dimensiones medias y a veces grandes, incluso por sobrecargas débiles en zonas de pendiente. En el caso de riesgo 5 se advierte de que son probables numerosos y grandes aludes, originados incluso de forma espontánea y en zonas con pendientes poco propicias, por lo que en este caso «se tiene que renunciar a hacer excursiones».

El nivel de riesgo se indica recogiendo datos de los refugios de montaña y de las estaciones de esquí de cada zona. Así, se sabía que en las laderas del monte Collarada se habían acumulado varias capas de nieve con poca adhesión entre ellas, ya que la última nevada se había producido cuando la nieve anterior ya estaba helada debido a las bajas temperaturas registradas en las últimas fechas.

A ello hay que añadir que el día en que se produjo el accidente que acabó con la vida de los tres montañeros de Iruñea había una gran ventisca, lo que debió acumular gran cantidad de nieve nueva sobre la capa helada ya existente.

Ya lo habían previsto

Los tres montañeros ya habían previsto la posibilidad de aludes cuando iniciaron el ascenso al pico Collarada (2.886 metros), dado que llevaban consigo el ARVA, un aparato que emite señales en caso de quedar sepultados por la nieve.

Este aparato sirvió el domingo a los equipos de rescate para localizar a dos de los tres montañeros, después de que el primero de ellos hubiera sido avistado desde un helicóptero sobre la superficie de la nieve. Uno de los esquiadores estaba sepultado a 40 centímetros de profundidad, y el otro a casi un metro.

Los equipos de rescate confirmaron ayer que los tres estaban muy bien equipados y que en el momento de ser sorprendidos por el alud, entre las 12.00 y las 13.00 del pasado sábado, estaban subiendo porque llevaban puestas las «pieles de foca», llamadas así porque en un principio se elaboraban con pelos de este animal.

En la actualidad, este tejido adhesivo está formado por pelos sintéticos, que quedan orientados con la punta hacia atrás y se pegan a la suela del esquí para agarrarse a la superficie e impedir el retroceso mientras se va ascendiendo. Una vez en la cima, estas pieles de foca se retiran para realizar el descenso de la montaña.

Pero, a pesar de todas las precauciones adoptadas, poco se puede hacer cuando se es sorprendido por un alud de dimensiones como las del pasado sábado en la cara sur de Collarada. Según las informaciones aportadas por personal que participó en las labores de rescate, el accidente se produjo en un paraje conocido como Cubillar de los Bueyes, a unos 1.850 metros de altitud, bajo una fuerte ventisca y con una temperatura de 14 grados bajo cero.

Según sus cálculos, el alud tenía una longitud de 400 metros de largo y 150 de ancho. Teniendo en cuenta que la velocidad de desplazamiento de la nieve en este tipo de avalanchas suele superar los 100 km/h, los tres montañeros no habrían tenido tiempo de reaccionar y habrían sido arrastrados por cientos de toneladas de hielo, nieve, rocas y restos de pinos. En estos casos, si no hay alguien que dé la voz de alarma rápidamente, es muy difícil que las personas sepultadas sean rescatadas con vida.

Una modalidad de moda

En los últimos años se ha puesto «muy de moda» ascender al monte utilizando esquís con «pieles de foca», según señalaba ayer el presidente de la Federación Navarra de Deportes de Invierno, Pedro Sanz.

Según sus datos, existen unos 45.000 montañeros federados en Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa, muchos de los cuales optan también por el «suplemento» de esquí porque son asiduos practicantes de esta modalidad. En el caso de Nafarroa se estima que hay unos mil esquiadores federados.

Los tres montañeros serán enterrados hoy en Iruñea

Los cadáveres de los tres montañeros fallecidos en el monte Collarada fueron trasladados ayer por la tarde desde el tanatorio municipal de Jaca a Iruñea, donde serán enterrados a las 13.30 de hoy. A las 19.00 se celebrará un funeral conjunto por las tres víctimas en la iglesia de San Francisco Xabier, de la capital navarra.

Los cuerpos de los tres esquiadores llegaron a Iruñea en dos coches fúnebres, una vez finalizadas las autopsias y realizados los correspondientes trámites judiciales para poder emprender el viaje.

En su sesión de ayer, el Gobierno de Nafarroa expresó sus condolencias a los familiares de los tres fallecidos y agradeció la labor del Grupo de Rescate e Intervención de Montaña de la Guardia Civil por hacer posible la «rápida recuperación» de los cuerpos sin vida de los tres vecinos de Iruñea.I. V.

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