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Proceso de paz irlandés

DUP y Sinn Féin rubrican el acuerdo que apuntala el futuro norirlandés

«Otro buen viernes», afirmó Gerry Adams, haciendo referencia al Acuerdo de Viernes Santo de 1998, el día en que que se presentaba el de Hillsborough. Diez jornadas de negociaciones son ahora una realidad con fechas: 12 de abril para la transferencia de Justicia y Policía, y diciembre para constituir la institución que decidirá sobre las marchas orangistas.

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Soledad GALIANA | DUBLÍN

Llegó el día, y la larga espera no le restó emoción ni importancia. Faltaban diez minutos para la medianoche del jueves cuando el unionista Peter Robinson confirmó que el documento que había negociado con Sinn Féin había recibido el apoyo de los parlamentarios del DUP.

¡Cómo cambian las situaciones en sólo cinco días! Para Robinson ha transcurrido toda una vida -incluida su vuelta a la jefatura del Gobierno norirlandés tras una suspensión voluntaria por su supuesta implicación en las finanzas irregulares de su mujer- desde el rechazo del lunes, cuando todos esperaban el anuncio de acuerdo, al respaldo del viernes. Si hace unos días todos dudaban de su futuro como líder del DUP y de su vuelta al Ejecutivo, los acontecimientos de las últimas horas sirven para desmentir todos esos rumores.

Durante la rueda de prensa que ofrecieron a las 10 de la mañana de ayer el primer ministro norirlandés y el viceprimer ministro, el republicano Martin McGuinness, para presentar el que ya se conoce como Acuerdo de Hillsborough, y a la que asistieron los primeros ministros británico e irlandés, Gordon Brown y Brian Cowen, respectivamente, tras presidir un plenario de los partidos norirlandeses, se veía a Robinson pletórico. Tanto que provocó incluso comentarios divertidos durante su discurso.

«Éste es un buen día para Irlanda del Norte. El acuerdo logrado asegura el progreso que hemos alcanzado en los últimos años en el norte de Irlanda y nos acerca a un futuro mejor. Las generaciones venideras no nos perdonarían que malgastáramos la paz que tanto nos ha tardado en llegar. El acuerdo de hoy es la muestra de que no volveremos al pasado», declaró el perimer ministro ante la mirada atenta de Brown, McGuinness y Cowen.

Al mismo tiempo, rechazó a los críticos con el pacto -posiblemente al UUP, que se negó a asistir a la sesión plenaria de ayer alegando no haber sido informado sobre el contenido del acuerdo- al afirmar que hay quien «quiere jugar a la política con este acuerdo, pero el centro de atención en los próximos meses será la construcción de una Administración en Stormont [sede de la administración y asamblea legislativa de Belfast] con la que toda nuestra comunidad se identifique y a la que le dé su apoyo».

Respeto mutuo

En el transcurso de su intervención, Martin McGuinness recalcó que el acuerdo es fruto del compromiso entre dos visiones políticas opuestas para el bien de la población a la que representan. «No debe sorprender a la gente que haya sido una negociación larga y difícil, dado que yo, como republicano irlandés, y otros aquí presentes tenemos una visión totalmente distinta. Yo creo en una Irlanda unida y ellos quieren mantener sus vínculos con Inglaterra. Pero ello no debe significar una falta de respeto de los unos por los otros (...) Quiero trabajar en armonía con Peter por el bien de toda la comunidad. Eso es lo que le importa a Sinn Féin, que ha firmado el Acuerdo de Viernes Santo, el de San Andrés y ahora éste (...) Posiblemente en el futuro éste sea el más importante de todos», apuntó.

Brian Cowen, que viajó a Belfast a las 6 de la mañana para participar en el pleno con los partidos y con su homólogo británico, Gordon Brown, afirmó que el pacto cimenta un futuro mejor para el norte de Irlanda, que «debe construirse sobre el respeto mutuo hacia aquellos con diferentes tradiciones, sobre la igualdad, la tolerancia y el respeto por las aspiraciones políticas y las expresiones culturales de cada uno».

Brown también alabó el acuerdo y aseguró que «éste es el último camino en una historia larga y difícil, y el principio de un nuevo capítulo después de décadas de violencia, años de negociaciones y semanas de ahogo político».

El jefe de la Policía norirlandesa, Matt Baggott, considera que el acuerdo y la transferencia beneficiará al cuerpo policial, porque «es un paso hacia una Irlanda del Norte más pacífica, más segura, menos peligrosa».

La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, que ha seguido las negociaciones con interés, felicitó a Robinson y a McGuinness por «mostrar el tipo de liderazgo que el pueblo de Irlanda del Norte merece», aunque afirmó que este acuerdo es sólo el principio, ya que «mayor autoridad conlleva mayor responsabilidad». Clinton también renovó su compromiso de asistencia económica a la economía norirlandesa con lo que llamó «dividendos de paz», destinados a impulsar el crecimiento económico, la inversión extranjera y nuevas oportunidades, y aseguró que el proceso norirlandés es un modelo a seguir para la resolución de otros conflictos.

La voz discordante fue la de Jim Allister, el disidente del DUP, quien calificó el Acuerdo de «sórdido» y «malo y humillante» para el unionismo.

«sórdido»

La única voz discordante fue la del disidente del DUP Jim Allister, que consideró «sórdido» y «malo y humillante» para el unionismo el Acuerdo de Hillsborough.

A la espera de un gesto público que no llega con el pacto

Hubo acuerdo, pero no apretón de manos entre el unionista Peter Robinson y el republicano Martin McGuinness. Pueden compartir oficinas y bromear en público, pero el gesto definitivo que saldaría décadas de división aún no se ha producido, al menos públicamente. Porque en privado, ya ha ocurrido. Fue a mediados de enero, cuando Robinson acababa de hacer pública la relación de su esposa con un joven de veinte años. Según confesó Robinson al dominical «Sunday Times», McGuinness le «expresó su pesar y me extendió su mano. Pensé que no sería adecuado, en tales circunstancias, no darle la mano». ¿Cambiará el acuerdo esta relación? Así lo espera Gerry Adams, que pidió en la cadena pública RTE que el acuerdo se traduzca en «el fin de los desplantes y un trato de respeto para Martin McGuinness».

S. G.

Establecidas las bases de un marco a desarrollar por el Ejecutivo

El Acuerdo de Hillsborough, presentado en la mañana de ayer por el primer ministro norirlandés, Peter Robinson, y el viceprimer ministro, Martin McGuinness, en presencia de los mandatarios británico e irlandés, Gordon Brown y Brian Cowen, propone el 12 de abril como fecha efectiva para la transferencia de competencias de Justicia y Policía de Londres a Belfast. Pero, además, el Acuerdo incluye otras cuestiones:

Justicia: Después de una consulta con las comunidades, McGuinness y Robinson presentarán una resolución que será sometida a votación en la Asamblea el próximo 9 de marzo. Una vez que ésta sea aprobada, el Parlamento británico dará el visto bueno a la legislación para que la transferencia se produzca el 12 de abril. El próximo lunes, 8 de febrero, McGuinness y Robinson realizarán una consulta con los líderes de todos los partidos representados en la Asamblea para elegir al futuro ministro de Justicia -todo apunta a que será el líder del Partido de la Alianza, David Ford-. Parte de la agenda del nuevo Ministerio consistirá en examinar otros modelos de justicia criminal, así como en establecer estructuras que vinculen el trabajo del Ministerio con las comunidades y que no victimicen a nadie ni marginen a las víctimas.

Marchas: La cuestión de las marchas orangistas se ha resuelto con la creación de una nueva estructura que resolverá los problemas derivados de las consideradas conflictivas por su recorrido o por su motivación política o religiosa. Robinson y McGuinness presidirán un grupo de seis personas con experiencia en esta cuestión y que preparará una serie de propuestas en el plazo de tres semanas sobre las bases del respeto a los vecinos y a los manifestantes y, como se repite varias veces en el texto del acuerdo, del derecho de los residentes a no sentirse amenazados. Si la mediación inicial falla, una institución independiente conformada por personas con experiencia legal y comunitaria tomará la decision final, pero será responsabilidad de McGuinness y Robinson promover el diálogo entre la Orden de Orange y los vecinos nacionalistas. La Comisión de Marchas continuará realizando esta labor hasta que la nueva estructura esté lista -en diciembre, según las fechas apuntadas en el documento-.

Ejecutivo: Durante las negociaciones, los partidos han presentado sugerencias para mejorar la efectividad del trabajo del Gobierno. Los dos ministros del SDLP y del UUP en el Ejecutivo serán los encargados de coordinar una comisión especial que presentará recomendaciones en ese sentido.

En este mismo orden de cosas, los «ministros segundos» del Gobierno -Robin Newton (DUP) y Gerry Kelly (Sinn Féin)- presidirán una comisión pluripartita que identificará todos los documentos y decisiones del Ejecutivo que no han sido examinados o implementados al haber sufrido una paralización provocada por las malas relaciones entre DUP y Sinn Féin.

Cuestiones pendientes del Acuerdo de San Andrés: Robinson y McGuinness llevarán a cabo la revisión del Acuerdo de San Andrés para identificar todas las cuestiones que no han sido realmente implementadas o han sido simplemente ignoradas. Presentarán un informe al Ejecutivo a finales de este mes, en el que detallarán el estado en el que se encuentra cada apartado. Uno de esos temas es la Propuesta de Ley del Gaélico, que Sinn Féin quiere que se apruebe para proteger y promover la lengua irlandesa, pero que ha sido bloqueada en varias ocasiones por el DUP. S. G.

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