El trasvase de presentadoras de La Sexta a Tele 5 parece una forma de pasarela. Pilar Rubio reina en «Mira Quién Baila». Programa ahora en una privada que es el lugar adecuado y no en una pública como estuvo varias temporadas. El mecanismo del programa es exactamente igual, varía la amplitud del estudio, la pista más brillante, los miembros del jurado y poco más. O poco menos. Está Boris Izaguirre en su más gris de las actitudes. Los concursante buscan o notoriedad o rejuvenecer. La princesa del pueblo hizo el ridículo. Era lo esperado. El programa se mantendrá en el nivel medio de la tabla. No va a ser determinante ni la cadena, ni la presentadora. Lo que manda en este tipo de producto es el formato. Y el formato es agradable, un entretenimiento blanco donde se ve a famosos esforzándose en algo extraño a sus funciones habituales. Y existe un objetivo superior de índole solidario ya que todos donan lo que ganan a entidades de ayuda humanitaria. O eso dicen. Y poco más.

Pero lo de las presentadoras guapas, suficientemente preparadas, empieza a ser una costumbre, un hábito, una política o una simple manera de marcar el territorio. Parece ser que Tele 5, tan berlusconiana ella, está empeñada en tener los rostros más luminosos, las mujeres más atractivas poblando todas las franjas horarias, todos los programas, todos los géneros. Y tienen dinero para fichar y proponer programas de mayor difusión que la que ofrece a día de hoy La Sexta. Veremos en qué acaba esta guerra fría, tibia o caliente, y no quiero pensar mal. La última en ser tentada es Tania Llasera, funcionando muy bien en «El Intermedio» con sus reportajes. Pero en este espacio tampoco es determinante esta ausencia. O se sustituirá por otra, o simplemente se reforzará lo que funciona perfectamente, que es la primera parte, con El Gran Wyoming y Beatriz Montañéz repasando la actualidad. El resto, es un buen complemento, pero cuando estos dos están engrasados y el guión va bien, son de lo mejor de la televisión en el género de sátira política. Junto a la manipulación del audio de los vídeos que, en ocasiones, son desternillantes. La televisión es equipo, no estrellato.