Nueva condena contra Arnaldo Otegi
La Audiencia Nacional se ceba con Arnaldo Otegi para acallarlo y hace el ridículo al decir que Mandela nunca usó la violencia
Arnaldo Otegi dijo el 9 de junio de 2005 que Euskal Herria podría conseguir por la negociación el escenario democrático que merece y añadió que «se lo debemos a los presos políticos vascos, refugiados y tantos camaradas que hemos dejado en la lucha y lo conseguiremos». Esa frase es el asidero que la Audiencia Nacional utiliza para condenarle a dos años de cárcel y dieciséis de inhabilitación. Los otros cuatro imputados en el caso han resultado absueltos.
Iñaki IRIONDO | GASTEIZ
La falta de neutralidad de la magistrada Ángela Murillo hacia Arnaldo Otegi quedó de manifiesto con las frases -«como si quiere beber vino» y «ya lo sabía»- que le espetó durante la vista y que quedaron registradas por las cámaras de televisión y emitidas por algunas cadenas como un trofeo. También la innecesariedad del propio juicio, porque la intención firme de condenar al líder de la izquierda abertzale se hizo palpable desde que se conoció que todo el proceso había seguido adelante sin que ni acusadores y jueces supieran lo que Otegi había dicho en Zornotza porque ni dominan el euskara ni tenían una traducción de sus palabras.
Con esos antecedentes, la sentencia estaba cantada. Y es la máxima de las pedidas, dos años de prisión y dieciséis de inhabilitación para el ejercicio de cualquier cargo público.
Itziar Galardi, Josune Irakulis, Estanis Etxaburu y Jon Enparantza -imputados junto a Arnaldo Otegi por el acto de recuerdo a Joxe Mari Sagardui, Gatza, celebrado en Zornotza el 9 de junio de 2005, al cumplir el preso 25 años en prisión- han sido finalmente absueltos.
Una frase
La sentencia recoge parte de la alocución de Arnaldo Otegi en aquel acto. Y de todo el contenido se agarra a la frase «se lo debemos a los presos políticos vascos, refugiados y tantos cama- radas que hemos dejado en la lucha y lo conseguiremos» para observar la existencia de un delito de «enaltecimiento del terrorismo». La Audiencia Nacional asegura que no hay «presos políticos vascos», ni refugiados, sino personas encarceladas o fugadas por haber cometido «acciones criminales que a cualquiera asombran por su infinita maldad». Y «a estos individuos, el acusado Otegi los ensalza en grado sumo, hasta el punto de llegar a considerarlos acreedores de Euskal Herria». «Mayores halagos para éstos resulta inimaginable», añade.
El hecho de que por estas palabras se le aplique la pena máxima posible se justifica en la sentencia afirmando que «resulta evidente que esta persona se prodiga de manera reiterada en este tipo de actos, resultando ser un destacado líder en estas lídes». Recuerda que ya había sido condenado anteriormente y que tiene otros juicios más pendientes.
Digresión sobre Mandela
De la sentencia sorprende que los magistrados Ángela Murillo (presidenta y ponente), Teresa Palacios y Juan Francisco Martel se pongan a discutir un punto que además señalan expresamente que no es delictivo. Y que, en ese intento de refutar los argumentos de Arnaldo Otegi, incurran en un error histórico escandaloso.
En su intervención en Zornotza, Otegi habló de Nelson Mandela, que había estado 27 años en prisión, recordando que Gatza llevaba entonces 25 (hoy son ya casi 30). Los firmantes de la sentencia consideran que esta comparación es «impropia y manifiestamente falsa» Y no dudan en dejar por escrito que Nelson Mandela es «un auténtico heroe, que permaneció en prisión por motivos ideológicos, exclusivamente por eso, pero jamás utilizó la violencia ni la apoyó en pos de conseguir la supresión del apartheid».
Fundador del «brazo armado»
En el año 1961, tras la ilegalización del Congreso Nacional Africano, Nelson Mandela creó la organización Umkhonto we Sizwe (La lanza de la nación), que en su presentación pública anunció que «seremos el brazo armado del pueblo contra el gobierno y sus políticas de opresión racial. Seremos la fuerza de choque del pueblo que lucha por su libertad, sus derechos y su liberación final».
Mandela recibió instrucción guerrillera en diversos lugares de África y organizó cursos para otros camaradas. Tras su detención fue condenado a cadena perpetua por sabotaje contra el Estado y en el juicio, en el famoso «Discurso de Rivonia», declaró que «en vista de que la violencia en nuestro país parecía inevitable, sería incorrecto y poco realista que los líderes africanos siguiéramos predicando la paz y no-violencia en momentos en que el gobierno enfrentaba nuestras demandas pacíficas con la fuerza». Aclaró, no obstante, que la decisión se tomó como último recurso tras cerrarse las vías pacíficas.
Umkhonto we Sizwe no se dejó la actividad armada hasta 1990 y en 1994 sus militantes se integraron en el nuevo ejército sudafricano.
Cinco años antes, el presidente Pieter Willem Botha ofreció a Nelson Mandela su libertad a cambio de renunciar a la lucha armada. Su respuesta fue elocuente: «¿Qué libertad se me ofrece, mientras que sigue prohibida la organización de la gente? Sólo los hombres libres pueden negociar. Un preso no puede entrar en los contratos».
De hecho, hasta junio de 2008 Nelson Mandela y su partido, el CNA, estuvieron en la lista terrorista de EEUU. Y, por esa razón, el premio Nobel de la Paz y los miembros de su partido tenían que pedir, hasta esa fecha, un permiso especial para entrar en su territorio.
Apoyo al proceso democrático
Durante el juicio, Arnaldo Otegi hizo un alegato en favor del proceso democrático y de la declaración de Altsasu, en el que la izquierda abertzale hace una apuesta por el uso exclusivo de vías políticas y democráticas.
Tampoco puede olvidarse que el imputado es un importante líder político en Euskal Herria, que en último proceso negociador fue el máximo interlocutor de la izquierda abertzale ante el PSOE. Además, cuenta con importantes reconocimientos en el ámbito internacional.
«(...) propusimos dos mesas y existirán esas dos mesas, no sabemos cuándo, pero existirán».
«Y, finalmente, en esas dos mesas, igual que en Sudáfrica, el futuro de este pueblo se construirá de conformidad, con compromiso, libertad, democracia y justicia. Reconociendo la territorialidad y la autodeterminación de este pueblo, pero eso no puede construirse sin lucha, sin organización y sin compromiso».
«Gatza lleva 25 años en prisión, Mandela salió después de 27 años. Pero Mandela no salió de la cárcel para conocer una Sudáfrica del pasado, Mandela salió de la cárcel superado el apartheid, con la democracia construida y conseguida la libertad. Y así saldrá también en este pueblo el Colectivo de Presos Políticos Vascos».
«Todavía no sabemos si será largo, corto o breve, lo que sabemos es que en Sudráfica lo consiguieron a los 27 años. Y lo que sabemos es que si luchamos, si mantenemos la sensatez, inteligencia y prudencia política que nos dijo Jon Idigoras, tal vez dentro de 27 años también se conseguirá en Euskal Herria a través de la negociación el escenario democrático nacional que le deben, que merece, que necesita. Se lo debemos a los presos políticos vascos, refugiados y tantos camaradas que hemos dejado en la lucha y lo conseguiremos. Vamos por el buen camino, estamos en el buen camino, se están creando las condiciones y vamos a gestionar esas condiciones dentro de la voluntad del pueblo. Territorialidad y autodeterminación, democracia y justicia».
«Y todos los represaliados vascos construyendo Euskal Herria con nosotros en casa, en la calle, en Euskal Herria. ¡Viva la izquierda abertzale! ¡Viva Euskal Herria!».
* (Recogemos la traducción para el juicio del discurso original en euskara)
Tras conocerse la sentencia, la izquierda abertzale hizo pública una nota en la que se reafirma en la resolución «Zutik Euskal Herria» y reitera que los esfuerzos del Estado por moverle de esa línea «serán en vano». Recuerda que ellos «ya han«tomado la decisión de poner en marcha un Proceso Democrático en el que la confrontación con el Estado se desarrolle en términos exclusivamente políticos y democráticos y cuyas bases sean la acumulación de fuerzas y la activación popular».
En la nota de prensa se señala que «nos encontramos ante una nueva sentencia escrita de antemano para un juicio farsa en el que ni siquiera se guardaron las mínimas formas». Y la izquierda abertzale añade que «una vez más, los jueces de la Audiencia Nacional han demostrado que son meras marionetas al servicio del Gobierno de turno, y en la redacción de la sentencia ha quedado patente tanto su desconocimiento de la historia sudafricana como, una vez más, la manipulación que realizan de la realidad vasca».
Concluye la izquierda abertzale que «frente a los continuos intentos del Estado de sacarnos de nuestro camino mediante la represión, nuestra respuesta ha de ser la de seguir trabajando para reforzar las condiciones que hagan que el Proceso Democrático sea una realidad irreversible cuanto antes. A eso es a lo que le tiene miedo Rubalcaba».
Aralar, por su parte, mostró su «desacuerdo total» con la sentencia y abogó por «la derogación del delito de `apología del terrorismo' implementado en el año 2000, en plena era de Aznar y Mayor Oreja, que es preciso superar».