Si Al Qaeda matara hoy en el mundo a 17.000 personas ¿alguien duda de que no fuera esa la noticia que recogieran mañana en sus titulares todos los periódicos? No habría espacio para nada más. Pues bien, cuando termine el día de hoy habrán muerto 17.000 personas en el mundo, sólo que no a manos de una organización terrorista sino a causa del hambre que impone el mercado, auxiliado de algunos estados, bancos y fondos monetarios.

Esos miles de muertos no serán noticia, no sabremos que han muerto.

Y el problema es que mañana también morirán otras 17.000 personas por la misma causa, con la misma impunidad y en igual silencio. El capitalismo, el más nauseabundo de los terrores los mata todos los días.

Y la excusa para que los medios nos escondan la diaria matanza es que, precisamente, por ocurrir todos los días, nunca son noticia esos 17 mil cadáveres. Tal vez por ello, porque nunca había ocurrido antes en Cuba, dado que los cinco presos que hasta la fecha se han suicidado en el campo de exterminio de Guantánamo no pueden cargarse en la cuenta del gobierno cubano, el que un preso haya llevado una huelga de hambre hasta sus últimas consecuencias si justifica como noticia el derroche de titulares y adjetivos.

Parafraseando a Santiago Alba cuando al respecto de la crisis escribía que ésta no consiste en que millones de personas mueran de hambre en el mundo sino que un grupito de millonarios no gane lo suficiente, la noticia tampoco es que mueran sólo de hambre 17 mil personas todos los días sino que un preso cubano muera en huelga de hambre.