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The Godfathers, veinticinco años de impecable sentido del rock and roll

En la década de los ochenta, el punk y el RRV se cruzaban por la mayoría de calles de Euskal Herria. Sin embargo, desde Hull, en 1988 llegaba «Birth, school, work, death», segundo álbum de los londinenses The Godfathers, pero sin punk ni ska, sólo rock and roll trajeado y virulento que, curiosamente, cautivaba a diferentes tribus de la época. Tras un largo salto temporal, este miércoles 31, Kafe Antzokia de Bilbo, celebra aniversario con los hermanos Coyne.
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P. CABEZA/A. GUISASOLA | BILBO

Antes de llegar a los años noventa, la sala The End de Gasteiz, con una historia ejemplar, avanzada y admirable, conoció varios aforos completos gracias al sonido y magnetismo de The Godfathers. En esos epilépticos conciertos, el quinteto mostraba que se podía ser duro y cabrón aun vestidos de traje. Peter Coyne, su personal vocalista, era el que peor gesto lucía. Aparentaba mala leche, y la tenía.

Por la época, a nada que un grupo hiciese un poco de ruido, a la peña le encantaba escupirle o/y arrojarle cerveza. Peter no siempre aguantaba, por lo que en más de una ocasión se enzarzaba mediante la gresca o el insulto. Puro carácter, como su música.

Otra de la salas de la década por la que pasaron los hermanos Coyne, Peter y Chris, fue la sala Hilargi de Lakuntza; sin duda, uno de los lugares más calientes del momento en su interior y fríos en su exterior.

El éxito de Godfathers provenía tanto de sus buenas composiciones como de su actitud, que contagiaba a unos y a otros, con el sudor uniendo todos los mundos. «Birth, school, work, death» fue un gran álbum, un trabajo que se adelantó a bandas actuales como The Hives.

Respecto a la actuación del miércoles en Bilbo, Peter Coyne visiona tanto el concierto como su relación con Euskal Herria. En este tipo de cuestiones se tiende a la alabanza por costumbre, pero Peter subraya su sinceridad: «Será una buena noche de rock & roll clásico. Siempre disfrutamos en Bilbo y en Euskal Herria. Es un público que nos gusta y nos motiva. Mi hermano Chris y yo venimos de una escena irlandesa y por supuesto la gente de Irlanda y de Euskal Herria tienen muchas cosas en común. El mismo sentido de la vida, generosidad, amabilidad... Ambos sabemos como pasar un buen rato. Siempre tuvimos una gran afinidad con nuestros amigos y amigas vascos».

Negocios

The Godfhaders se codearon con buena parte del punk-rock y sus formas despreocupadas. Un tiempo en el que el dinero no importaba tanto; la cuestión era pasárselo bien, tirar de algún que otro estimulante y pensar en el siguiente bolo. Esa generación de notables de la historia ha regresado, en gran medida, porque el escenario le encaja bien al cuerpo y, de otra, porque sentada la cabeza por acumulación de experiencia, se quiere recoger lo que tiempo atrás se malgastó o se perdió. Sincero o no, el caso es que Peter Coyne continúa odiando el negocio musical. Afirma que no asumía sus reglas en el pasado y que tampoco lo hace ahora. «Amo la música, me encanta estar en una banda y escribir canciones, girar y tocar para gente que realmente nos aprecia. Pero el negocio musical de ahora me destroza sicológicamente. Va, en especial, de hacer dinero más que de un genuino amor por la música».

Los hermanos Coyne formaron The Godfathers en 1985 tras la ruptura de The Sid Presley Experience. Debutaron en el 86 con «Hit by hit», que llegó a escucharse con asiduidad. Tras diez años de convivencia llegó la ruptura, para regresar con ánimo regenerado en 2004.

Marcas del tiempo

Los aficionados de largo recorrido es posible que recuerden las jóvenes caras de The Godfathers. De hecho, verles en la actualidad es como recordar las caras juveniles de los ochenta. Todos se conservan bien y, mejor aún, sin perder su pasión por el rock, donde son maestros.

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